PALERMO LLEGÓ A LOS 180 GOLES ¿Y QUÉ?
El periodista que calculaba

Martín PalermoPor: Pablo Llonto. ¿Para quiénes se escriben las estadísticas de las páginas deportivas? Pese a los esfuerzos de unos pocos periodistas (Esteban Bekerman, de Perfil.com, Angela Lerena de Crítica y Oscar Barnade de Clarín ) que insistieron sobre el delantero de Boca y la obscena equivocación de unos cuantos llevacuentas, la mayoría no resistió el ataque de originalidad y desde hace unas horas nos informan: “Palermo llegó a los 180 goles”. “Está a 14 goles del récord de Varallo”. Por supuesto, se incluye la placa roja de Crónica.

La indecorosa señora estadística, esa que fue bautizada la más inexacta de las ciencias, se hizo presente.

¡Por Descartes!

Se equivocaron hace una semana cuando, empujados por la tonta maniobra marketinera de Puma y Olé, anunciaron que Palermo estaba a punto de alcanzar el récord de Varallo con la camiseta de Boca (180 goles), pero resulta que al viejito de 90 y pico no le habían contado los goles en otras copas oficiales.

Y se vuelven a equivocar ahora cuando, para no dar el brazo a torcer, titulan y versean acerca de una cifra que no le interesa a nadie. Ni a Palermo.

Los muchachos del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol, algo así como los auditores de todo lo que ha ocurrido en una cancha, al menos ofician de guardianes de la verdad. Se les va la mano con eso de llevar las contabilidad de todo. Aflojen, o terminaran como ese hincha de River que, en un cuaderno Gloria, anotaba las veces que cada jugador había salido al campo de juego con la cinta de capitán. 

Un lector hipercaliente nos ejecutó días atrás y dijo algo así como que estaba cansado de nuestro “estilo autoflagelante”. Se refiere a la invocación de un pasado en que hacíamos lo que ahora criticamos. Deberá hipercalentarse una vez más, ya nos estamos dando con el látigo: Cuando la vida nos perdía en los caminos del boxeo y creíamos comentar combates emocionantes, dábamos oro por tener en nuestras manos el récord de un boxeador. Hasta que descubrimos el asunto de los récords inflados por managers y entrenadores, la falta de documentación y la excelencia de una pregunta “¿y quién les controla los números a quienes viven de los números?”

Desde entonces, así como en la vida, una gambeta, el beso de una pareja, un niño solidario, siguen siendo más conmovedores que los mil goles de Pelé, el promedio goleador de Ginóbili o los rebotes de Nocioni.

¿Tanto número y número son otras de las payasadas de los cronistas del deporte?

No se crea. Nuestros colegas de espectáculos también tienen las suyas. Menos exageradas. A excepción de (Noriega dirá si esto es o no un mito) aquella que indica que, en Rambo I, Stallone en camiseta mató una persona; en Rambo II doce, en Rambo III treinta y tres y así…

O la presidenta el sábado pasado, utilizando la TV pública y privada para lanzar números desesperados como quién quiere bajarle la luna del cielo a sus hijos: “Desde el año 1900, de cada tres años, uno había sido de recesión. En los últimos 24 años, antes de la crisis, la Argentina había tenido 9 recesiones que le costaron el 38 por ciento de su Producto Bruto Interno…estamos por primera vez en cien años en cinco años de crecimiento ininterrumpido económico…”

Caramba, todo esto en boca de quien comanda el gobierno que cuenta con el Instituto de Estadísticas y Censo menos creíble del mundo, allí donde sus directores dividen manzanas entre repollitos de Bruselas, suena a “mañana te pago”.

Aquella cita de Twain (“Hay tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas”) no por vieja es frase hecha.

Así que a cuidarse todos. Ya llega el anuncio de un ingenio periodístico-estadístico que se las trae: un contador de frases para ver cuántas veces por mes un periodista radial o de TV abre la boca para soltar: “Hay que decir que…”

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