AFA Y NIÑA QUE VENDE SU PELO

Por Pablo Llonto. La conciencia democrática del periodismo deportivo es bastante singular. Acostumbrados por décadas de manejos sectarios y minoritarios, generalmente vinculados al poder económico, hemos aceptado que los dirigentes de las federaciones deportivas no se elijan directamente. Lo mismo sucede a nivel sindical. Y así nos va.

 

La AFA es una de las máximas expresiones de semejante disonancia.

Cincuenta personajes resuelven el destino de centenares de clubes y de miles y miles de socios en todo el país. Cincuenta.

Los mismos que votaron 50 a 0 por la elección de un presidente (Luis Segura) que confirma la continuidad de un modelo directivo que ha sido el símbolo de la violencia y el despilfarro en el deporte.

La plata que, antes de Kirchner y después de Kirchner, fue malgastada, dedicada al negocio de los pases y las transferencias, o desviada hacia las barras bravas y creyendo que el fútbol es lo único que se puede hacer en los clubes, se esfumó entre clubes quebrados o en concurso de acreedores. Miren a Ferro nada más, flamante sobreviviente.

50 a 0 votaron la semana pasada. Y ninguna autocrítica.

Pero en el periodismo nos ocupamos de los aspectos secundarios. La rosca para los votos, el deseo de Tinelli de ser presidente o de colocar gente suya en el manejo de los fondos.

¿A quién le importará la democracia?

Mientras vivía Julio Grondona asegurábamos que de efectuarse el voto directo de los socios de los clubes en todo el país, Grondona sería repudiado.

Hoy, el voto directo impulsaría la presentación de otros candidatos, más federales, más democráticos y más limpios a la hora de manejar la millonaria caja de la AFA.

En ese sentido el periodismo deportivo tiene responsabilidad. No es gratis guardar silencio cuando debemos defender cueste lo que cueste la democracia.

Hoy la noticia del diario más vendido es una niña chubutense que, para competir internacionalmente arriba de su kayak, debe pedir fondos a cuanta mano quiera ayudarla. “Vendió su pelo para viajar a competir al sudamericano de kayak y ganó 6 medallas”, titula el matutino.

Si el dinero de Fútbol Para Todos fuese democráticamente distribuido en todo el país, los clubes del último rincón de la Argentina recibirían más dinero. Y habría más apoyo a los remeros de cada institución. Pero no, la mayor parte del dinero la AFA lo entrega a los clubes llamados grandes y los mayores porcentajes se dirigen al viciado fútbol profesional.

Si el impuesto antidemocrático al consumo de celulares (por idea del presidente del Comité Olímpico) fuese democrático, tendrían que contribuir con una mayor tasa los más pudientes, como en todo el mundo. A mayor poder adquisitivo, mayor contribución.

De esa manera el deporte argentino recibiría fondos, muchos más fondos que aquellos que provienen del estado.

Todo es cuestión de aplicar democracia. Santa solución.