FRANCO NIETO

Por Pablo Llonto. El diario The Independent, desde ya, ni es un diario independiente ni es un diario argentino. Sí es un diario joven de Inglaterra, digamos de unas tres décadas. Junto a Robin Williams, Gabriel García Márquez y Alfredo Di Stéfano, y bajo el título “Muertes notables en 2014”, la foto del futbolista argentino Franco Nieto intenta llamar la atención sobre el escandaloso nivel de violencia en el fútbol argentino que se llevó la vida de un jugador de 33 años por la acción de las barrabravas.

 

Por estas tierras, en cambio, la noticia y el rostro de Nieto conformaron “una noticia más del montón”. La trascendencia fue proporcional a la distancia entre la soberbia Buenos Aires y la bella Aimogasta en La Rioja, escenario del crimen.

Allí asesinaron a Nieto. Lo mataron hace una semana, pero fueron los mismos hinchas que el domingo entraron a la cancha de Colón para hacerse los guapos en un festejo de ascenso, los mismos hinchas de Talleres que en Córdoba destrozaban vidrios en el estadio, autos en las calles; los mismos hinchas que lanzaron bengalas y cohetes en la Bombonera durante el partido Boca 0-Gimnasia 2. Los mismos hinchas que esta semana celebrarán sus hazañas a pedradas y tiros, a navajazos y cohetes en algún lugar de la Argentina desquiciada que la AFA cobijó y toleró.

El gremio de los futbolistas no convocó a un paro, ni dispuso diez o cien minutos de silencio; a Luis Segura el sucesor de Grondona nada le importó y el festival de desatinos y “todo pasa” continuó por las canchas argentinas para que la marca de la impunidad siga por los siglos de los siglos.

Hugo Asch escribió en Perfil.com un acierto: “Todo muy lindo, muchachos, pero sucede que hoy me niego a escribir sobre otra cosa que no sea esta muerte. La absurda muerte de Franco Nieto.

Que nadie se confunda y crea que esta estúpida locura sólo puede ser producto de la marginalidad, la falta de educación, la pobreza extrema. Vean, si no, cómo funcionan otros cerebros educados y muy exitosos, en la cosmopolita Buenos Aires.

“A nosotros nos dolió la eliminación de la Sudamericana, pero esto va a pasar. Otros dolores no pasan: nosotros perdimos un partido, pero otros tienen el dolor de haber perdido la categoría, je…”, recitó, agudo como un niño de preescolar, listo para arrojar su baldecito de nafta al próximo incendio, César Martucci, el señor secretario general de Boca Juniors. Ay.”

Fue de lo mejor de la semana. Pero a esta altura ya advertimos que las palabras de las periodistas se las lleva el viento. Ni la contratapa del lunes del Clarín Deportivo alcanza con su suave tono de reclamo.

En España, la muerte de un hincha del Deportivo La Coruña a manos de ultras del Atlético de Madrid, pocos días atrás, empujó algunas medidas que quizás suenen absurdas, pero medidas al fin: Real Madrid expulsó 17 hinchas que en el estadio, ante Celta de Vigo, insultaron a Messi y Cataluña. Al nuestro le gritaban “subnormal”. ¿ Sirve esto como medida para frenar la violencia en el fútbol? No lo sabemos, pero al menos se intenta algo, en ánimo de educar a quienes concurren a los estadios.

Aquí en cambio todo va marcha atrás. Los episodios suben por el ascensor, luego de años de subir por la escalera. Los muertos y heridos se acumulan y encima el próximo viernes se celebrará en la cancha de Boca el Día del Hincha donde el fascismo de la Doce tendrá un lugar privilegiado y será aplaudido.

Para colmo de males, a los futbolistas parece interesarles tan poco que en vez de escuchar reflexiones, en la noche del domingo Emmanuel Gigliotti provoca a los hinchas de River con los micrófonos de Fútbol Para Todos: “Otros no llenan la cancha ni cuando ganan”.

Hizo bien The Independient en reservarle un lugar en la memoria a Nieto, porque aquí en la Argentina, ya lo estamos olvidando.