cambiaso y casillas

Por Pablo Llonto. ¿Qué le vieron los periodistas deportivos del Círculo a Adolfo Cambiaso para entregarle el premio al mejor deportista del año? La mayoría de los justificadores invocaron las hazañas adineradas de un jugador de polo cuyos valores no podemos apreciar porque, la verdad, la inmensa mayoría de los periodistas deportivos no entendemos una goma de polo. Como no entendemos de pato, el supuesto deporte nacional.

 

¿Qué hace entonces un polista acaudalado en las premiaciones a los deportistas más valiosos del año? La verdad, no lo sabemos. Suponemos que ganar dos años seguidos una Triple Corona y ser campeón en Inglaterra y Estados Unidos han sido los méritos suficientes para deslumbrar a quienes valoran a un señor que practica un deporte que sólo divierte a los millonarios, los militares de caballería y algunos genocidas.

Eso sí, Cambiaso goza de buena prensa, posa todas las semanas para la revista Caras, y ya se sabe que no hay que pelearse con los poderosos. Quizás por eso la prensa deportiva en general guardó sumisión a los Olimpias. Y vimos pocas voces en contra. Eugenia Mastri, periodista de La Voz del Interior de Córdoba, escribió una líneas que, aunque exageradas, merecen transmitirse:

La elección de Adolfo Cambiaso como el mejor deportista de 2014 por parte del Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires desató una polémica nacional esta semana. Y la crítica principal fue que ese Olimpia de Oro se le entregó a un jugador de polo; un deporte muy poco practicado en el mundo pero en el que “Adolfito” es el mejor.

¿Su 2014, en el que ganó por segunda vez consecutiva la Triple Corona y brilló en España, Inglaterra y Estados Unidos, fue mejor que el de Emanuel Ginóbili (ganó su cuarto anillo de la NBA), “Pechito” López (campeón del Mundial de Turismo), Ángel Di María (subcampeón mundial de fútbol y estrella en el Real Madrid) o Luciana Aymar(bronce en el Mundial de Holanda y oro en el Champions Trophy)?

¿O directamente el polo no tendría que competir contra el básquet, el automovilismo, el fútbol y el hockey por ser estos deportes más masivos?"

Querida Eugenia, tu columna está bien, pero para ser sinceros, no hubo polémica nacional. Sí cierto escozor en un grupo de periodistas deportivos que reconocemos algunos aciertos del Círculo (en 2002 fue uno de los pocos espacios donde los trabajadores de El Gráfico pudieron alzar la voz frente a los despidos de Torneos y Competencias) en su larga historia, aunque más hayan sido sus desaciertos.

Dicho esto, pasemos al segundo dislate de la semana. Los seudonacionalistas que saltaron para defender a San Lorenzo frente a los sinceros dichos de Iker Casillas: “No, no conzco a San Lorenzo”. Sobre todo las radios se llenaron de opinólogos indignados que exigían al arquero del Real Madrid poco menos que una retractación ante las Naciones Unidas y una marcha rápida al paredón. Ninguno de ellos se acercaba al diario, a la pantalla, o a la seriedad informativa como para leer completas las declaraciones del capitán merengue: “Bueno, hombre, conocemos el nombre, lo que ha conquistado y estoy convencido de que el técnico ya lo ha estudiado. Todos los rivales argentinos son difíciles".

Casillas no escapaba al normal de los futbolistas del mundo, que poco y nada saben de los rivales del domingo y aguardan que sea el técnico quien les marque virtudes y defectos de cada contrario.

Pero claro, hay que llenar minutos. Y llenar escenarios con los premiados. Y llenar la paciencia.