DE VELORIO EN VELORIO
Vergüenza ajena

Julio GrondonaRafael SavinoPor: Pablo Llonto. La paradójica suerte de Julio Grondona y de todos los dirigentes del fútbol argentino es notoria: mientras aumenta el salvajismo y la intolerancia de los fanáticos, se incrementa la docilidad del periodismo. Con doscientos muertos encima, decenas de acuchillados y centenares de heridos y detenidos por año nadie entiende cómo hay presidentes de clubes que dicen muy sueltos: “Los dirigentes no podemos hacer más nada. ¿Qué quieren? No estudié para policía…” (Rafael Savino, presidente de San Lorenzo. Comentario realizado minutos después del asesinato del hincha de Vélez Emmanuel Alvarez)

Paralelos 

¿Qué diría el periodismo si en los sindicatos de la CGT se produjeran diecisiete homicidios en los últimos tres años? ¿No pediría la renuncia de los dirigentes? ¿Si los muertos fuesen en las áreas vinculadas a la secretaría de Transporte? ¿o si ocurrieran en los edificios del Pami? ¿O en la mutual de pescadores de centollas de Tierra del Fuego?

¿Desde cuando se ha dejado de responsabilizar a quienes dirigen de lo que ocurre en las áreas bajo su responsabilidad? 

Clarín muestra una vez más su involución y el domingo titula: “La muerte volvió a ganarle al fútbol” como remedando aquella bestial tapa de 2002 de los asesinatos de Kosteki y Santillán (“La crisis causó dos nuevas muertes”).

Quienes pensamos que el asunto de la violencia en el fútbol sólo tendrá arreglo cuando la sociedad resuelva sus problemas de fascismo, intolerancia y consumismo apostamos al “que se vayan todos” como primera medida. No hay transformación posible si los inútiles y cómplices de hoy no dejan sus espacios de poder.

Tentado por el demonio, el periodista Ernesto Cherquis Bialo se hizo cargo de la Dirección de Medios de la AFA. Desde allí, esta semana, tendrá que hacerse cargo de lavarles el rostro a los inmaculados presidentes de clubes que llorarán el llanto de siempre. Ya vendrá la conferencia de prensa de Grondona (cuando termine de abrir sus valijas europeas), la cámara de Crónica TV, las observaciones de los moderadores a los periodistas, el eterno consuelo de quienes no desean enojarse con los aliados del poder : “¿y que querés? si les pego no me pasan más información…” “¿ Y qué querés? Tengo que morfar”.

La vanidad desbordada de los integrantes del Comité Ejecutivo de la AFA y del argentino que más viajes a Suiza efectúa por año será ignorada por la mayoría de los medios. Sólo escucharemos las voces de siempre: Víctor Hugo Morales dándoles duro desde Continental y desde la página de Perfil (imperdible su diálogo, en la última edición, con el titular de River), el nuevo diario Crítica, algunos palos en Página 12 y en media docena de páginas alternativas en Internet. Quizás se sume a la campaña otro hombre. Ernesto Tenembaum dijo lo suyo en radio Mitre: “¿no es un fracaso de Macri y su gente no haber terminado con la violencia en Boca?"  Más dureza Tenembaum, más dureza. 

Como todas las tardes, en las cuevas de Viamonte al 1300, se escucharán los rezongos del fútbol:“¿Parar el fútbol? ¿Para qué?”, repetirán los dirigentes ante un periodismo que luego se olvidará de todo, hasta el muerto doscientos uno. 

Mientras ellos hablan, cualquiera que vaya de lunes a viernes a las sedes de los clubes encontrará a los Marcos (de Vélez) como encontraba a los Alan, a los Di Zeo, a sus lugartenientes. ¿Cómo se atreven a decir que no pueden hacer más nada? ¿vendrán con aquello de que no conocen a los barras? ¿Y los trapos escondidos bajo las tribunas? ¿Y los viajes de los barras a los mundiales? 

Sí señores, parar el fútbol. Hasta que ustedes renuncien, por ejemplo.  

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