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Por Pablo Llonto. El presidente de Boca debe ser, en estas horas, uno de los hombres más felices del mundo. ¿Quién le quita lo bailado de aquí al Superclásico de la Copa? Pero ello no tapa sus desaciertos como dirigente en la lucha contra los grupos fascistas que durante sus gestiones y las anteriores alimentaron la barra brava boquense.

 

Antes del 2 a 0 frente a River, Angelici explicó, en el programa Wake Up de FM Delta, qué pensaba hacer con los barras Di Zeo y Mauro Martín: "Como no va a salir una ley para erradicarlos yo estoy dispuesto a blanquearlos. Hablamos de una barra donde están todos identificados y están en un sector de la cancha. Si la persona comete delitos fuera de la cancha, que se ocupe la justicia. Mi función no es ver de qué viven los barras. Con (Sergio) Berni nos comprometimos a trabajar juntos, pero necesitamos herramientas legales".

Hasta donde se sabe, el domingo pasado algunos de los barras-jefes tuvieron la entrada vedada. Quizás uno de los pocos éxitos que se puede anotar Sergio Berni en su descontrolada manera de mostrar la seguridad como show.

Pero en realidad se trató de ocultar un poco de basura bajo la alfombra azul y oro. La barra, desperdigada, estuvo en el estadio.

La reflexión de Angelici, no hace más que confirmar la sistemática forma que su anterior jefe, Mauricio Macri, había elegido para detener la violencia en el fútbol: si no puedes con ellos, únete a ellos. La gente de Macri les pagaba a los restos de la barra del Abuelo para que llevase adelante pintadas en Barracas a su favor en las elecciones presidenciales de Boca (lo vio este cronista). Y se negó a expulsar a Di Zeo como socio del club luego de que el llamado Rafa la emprendiera a patadas y fierrazos contra los barras de Chacarita durante un entrenamiento en la Bombonera.

Ahora Angelici dice que los pondrá en un sector de la cancha para “domesticarlos”. No se trata de una declaración ingenua, se trata de una declaración política: no enfrentarlos.

Otro que en estos días se entrometió en las “soluciones mágicas ” fue el candidato del Frente Renovador Sergio Massa, anticipando en un estadio de fútbol que cuando él sea gobierno “regresará el público visitante”. Desde ya, no agregó nada más. Y el periodismo deportivo, y el periodismo general, guarda silencio por el momento. Tan solo esta columna lo desafía a responder: ¿Y cómo piensa evitar los enfrentamientos afuera y adentro de los estadios? ¿Con una bandera blanca?

Nos hizo acordar a aquel candidato del PJ en San Martín, durante la primera campaña electoral de la democracia en 1983: iba tomando temperatura en su discurso de cierre y en un momento dijo: “¡Y cuando yo sea intendente de San Martín les prometo que Chaca va a ascender!”. El hombre se llamaba Pedro Albonetti.

Dos declaraciones. Dos personajes. Dos que no tienen fundamentos para explicar sus medidas: Dos dirigentes que se ríen del fútbol y de los hinchas buenos.