SELECCIÓN ARGENTINA 2015

Por Pablo Llonto. Se terminó la Copa Negocios de América. Perdón, la Copa América debí escribir. O una de las tantas Copas que se organizan con el único objeto de recaudar y recaudar sin importar el estado físico de los jugadores. Es importante dedicarnos a este punto antes de iniciar cualquier comentario sobre el periodismo y el honorable – y desde esta columna, muy aplaudible - segundo puesto de la Argentina.

Fernando Signorini, ex preparador físico de la Selección y ex preparador físico de Maradona durante años nos decía el viernes por la noche: “es una locura lo que hacen con los jugadores, pero nadie se queja. No hay cuerpo que aguante; someten a los jugadores del Barcelona y la Juve a un esfuerzo descomunal. Ellos vienen de jugar sus Ligas, sus Copas y una final de Champions y unos días después ya están en el medio de otra competición”.

Bien hicimos en señalarlo en el primer comentario para que algún registro exista de esta cuesta arriba que inventan, sólo para lucrar y lucrar, los llamados “dirigentes del fútbol” con la anuencia de un mundo de futbolistas que ya no tiene ni voz para los reclamos. ¿Alguien entiende que se jueguen 15 y 15 minutos de suplemento cuando los futbolistas, sus piernas y corazones no dan más que para la radiografía o la ecografía?

En Chile, obviamente, no piensan lo mismo. Allí es hora de triunfalismos y estúpidos nacionalismos. ¡Qué se van a quejar de la Copa! Para ellos y ellas es la inolvidable Copa América 2015.

Aquí en cambio, empezó el caranchismo de bajo vuelo. Ya están con el fusil cargado sobre Messi. Desde Clarín Horacio Pagani lo acusa de “ciclotimíco” y “ausencias inexplicables”. Desde la tapa de Olé se acusa a Messi de “…la Copa que no supo ganar” y el sin ideas Leo Farinella de TyC Sports y Olé, condena a Messi a ser degradado: “Está mal puesta la cinta de capitán. Terminemos con esto. El mejor jugador del mundo no nos representa en los momentos importantes. Su actuación de ayer fue, directamente, indignante. Hay veces que se puede jugar bien, otras no. Pero nunca puede uno caminar y caminar ausente mientras los compañeros se pelan el traste. Ser el mejor no sólo da derechos. También, obligaciones. Esta era la gran oportunidad para tener una revancha de lo que fue la final del Mundial en Brasil, ésa que también perdimos, pero contra la gigante Alemania. Esta vez fue una dolorosa derrota por penales con Chile, pero no es eso lo más grave. Lo que más duele es la sensación que deja una Selección amarga. Amarga de amargura…” En Crónica, el tremendismo de su tapa va a tono con su historia de amarillismo: “ Como en otras oportunidades, las estrellas no brillaron en los partidos clave…” ¿A quién cree usted que se referían?

Al jugador que el sábado a la tarde fue el más golpeado de la cancha cada vez que tomaba la pelota, al que colocó el pase que casi termina en gol de Higuain, al que adoraron en el mismo templo de papel que los cobija unos días antes, a ése, ahora, resulta que los medios dominantes invitan a ponerle cuatro clavos en la cruz.

Historia vieja ésta del oportunismo. Historia vieja la de hablar por hablar sin saber qué ocurre dentro del físico de los jugadores y de no saber leer la pierna herida y el cuerpo deshecho de un Mascherano que se salva del garrote, sólo por su imagen de Gladiador 2014. Encima, ¡se les reprocha un segundo lugar perdido por penales! Miren si la Selección hubiese quedado eliminada como Brasil.

Tanto se dirá en estos días, tanto se sacudirá a Martino y a unos cuantos más, que todos ellos olvidarán lo dicho, cuando las mieles de otra Copa se acerquen. Y entonces los caranchos deportivos, una vez más, regresarán a sus cómodos hoteles cinco estrellas para aprovechar bien los viajes y las sábanas limpias de otro Negocio. Perdón, de otra Copa.