afa tinelli

Por Pablo Llonto. En poco tiempo más, sea en octubre, o en unos años, Marcelo Tinelli será el presidente de la AFA. El manto de impunidad que lo protege desde el periodismo (en todas sus variantes) y que lo ha llevado al sitial de Dios intocable del 99 por ciento de los periodistas, no inspira más que un final cantado.

 

He allí la gran ventaja del conductor de TV que el Grupo Clarín ha elegido como candidato para presidir la AFA. La furiosa campaña desatada a su favor, con una propaganda masiva de cada de sus acciones y la difusión de un plan de trabajo para la AFA 2015-2019 terminará desmoronando a los impresentables candidatos que desean apartarlo del camino. Moyano, Segura, el Chiqui Tapia o cualquiera de esos nombres que hoy se dicen opositores, no tienen ni un espadachín de miniatura para defenderlos en las páginas y pantallas de la prensa “especializada”. Tampoco ellos cuentan con capital propio desde el cuál construir su defensa. En pocas palabras, tienen una historia muy oscura, manejos tenebrosos y menos propuestas que los
candidatos de la oposición al kirchnerismo.

Así están las cosas entonces en la superestructura de la AFA. Así se definen las cosas cuando no hay conciencia militante entre las bases de una institución. Actúa entonces, como en la política, el poder político de la gran prensa empresarial.

Tinelli es un desmesurado oportunista. Co-responsable de todo el desastre grondoniano, aunque ahora pretenda presentarse como un crítico de la línea Grondona; bueno sería preguntarle por qué no dijo antes las cosas que dice ahora de la AFA y porque sigue llamando Don Julio al hombre que hundió en un pantano de quiebras, corrupciones y muertos al fútbol argentino, pese a los títulos, las copas levantadas y los miles de jugadores talentosos.

Pero ése no es un tema de conversación cuando se coloca un micrófono a Tinelli. Del pasado, no se habla.

El nuevo Tinelli, a quien el Viejo Tinelli nos pretende vender, se “compró” al periodismo. Como se decía antes de un seductor caballero o seductora dama: “se ha comprado al público…” Pues esta vez se trata de la misma actuación u operación, pero con el periodismo.

¿Qué aprovechó Tinelli? La pelota en la cabeza que tenemos los periodistas deportivos que, desde hace mucho, pero mucho tiempo, dejamos de observar a los clubes deportivos como tales y sólo pensamos en el fútbol profesional.

Basta leer la opinión de Fernando Niembro: “Marcelo sabe de esto. Jugué al fútbol con él, y juega bien. Y es interesante: no sólo administra su empresa, y le va bastante bien, sino también a San Lorenzo. No hay que poner límites a nadie. Grondona quiso limitar a figuras jóvenes. Tinelli ni debería ir a la Justicia para conseguir ser candidato, deberían liberarlo. Cómo puede ser que alguien que conduce San Lorenzo, el actual campeón de la Copa Libertadores, no pueda servir para la AFA. Tinelli está apto para presidirla” u observar las páginas de Clarín del pasado 14 de agosto, cuando una nota sin firma (típica huella de quienes no desean dar la cara al recibir órdenes de arriba) desliza que el Gobierno se opone a la llegada de Tinelli al poder de la calle Viamonte.

Todos los clubes deportivos argentinos necesitan más que un marketinero dirigente que viene a decirnos cómo se obtiene más dinero por ventas de derechos de TV, más dinero por venta de muñequitos, agendas y camisetas de Messi, más dinero con las tiendas comerciales de la AFA. Tinelli cree en la fórmula capitalista de “más dinero logramos, más se reparte”. Olvida Tinelli que las decisiones del reparto son decisiones políticas que necesitan una transformación de conciencias imposible de lograr con las actuales dirigencias que reinan en la AFA (salvo honrosas excepciones). Nuestros clubes no son clubes de fútbol, son clubes sociales y deportivos que precisan respuestas globales. Políticas y sociales. Compromisos de distribución que garanticen igualdad. Ni el poder de Boca, River y la Selección sobre los demás, ni el poder del fútbol sobre la natación.

Aquello que ha generado más daño a las estructuras deportivas del país ha sido el paroxismo y los arrebatos por un fútbol profesional que, entre sus apetencias de negocios, fanatismos y corrupciones, desplazó a todos los deportes y consagró al periodismo deportivo como un gran propalador casi exclusivo de las actividades de la AFA. He allí nuestra enorme responsabilidad también. Al final de cuentas, ¿qué es Tinelli? Un periodista
deportivo que creyó en la comunicación como herramienta para hacer dinero.

Como ocurrió con Macri en 1995 al llegar a la presidencia de Boca, la llegada de Tinelli no traerá modificaciones en nada al zafarrancho del fútbol. Mucho menos a la recuperación de vida de los clubes deportivos. Sólo las excepciones, llevadas adelante por la minoritaria dirigencia anónima que mendiga infraestructuras para velar por otros deportistas, darán pelea desde el subterráneo terreno que los cobija.

Así como dijimos en la revista El Gráfico en 1995 (“El triunfo de Macri es lo peor que le pasó al fútbol en este año”), lo mismo opinamos de Tinelli veinte años después. Por más planes y carpetitas que reparta entre el periodismo que lo ampara.