Por: Alejandro Lingenti. No todas son rosas para Bono en el año de su cumpleaños 50. En medio del éxito del hipertecnologizado tour 360 grados, que confirma a U2 como uno de los dinosaurios vivos del rock para estadios más gigantescos y poderosos del planeta, el aparatoso cantante irlandés, nacido en Dublin como Paul David Hewson el 10 de mayo de 1960, viene cosechando críticas de la prensa por sus ambiguas pretensiones filantrópicas y hasta alguna burla maliciosa por el fracaso que muchos agoreros le pronostican al musical Spiderman, del cual ha compuesto la totalidad del repertorio. Spiderman, que se estrenará en Broadway en diciembre próximo, ha insumido un presupuesto de 60 millones de dólares, pero hasta ahora la venta anticipada de entradas no ha tenido la respuesta esperada: todavía queda un 50% sin vender para las funciones de estreno, algo que, a esta altura, es una mala noticia para una proyecto de tal magnitud. Pero además, desde hace unas semanas vienen apareciendo noticias sobre los claroscuros que presenta el perfil filantrópico de Bono: según publicó el New York Post, de los 15 millones de dólares que se donaron en el año 2008 a la Fundación ONE, la ONG de Bono, sólo 184.732 fueron destinados a obras de caridad, mientras que 8 millones de dólares se utilizaron para pagar los salarios de los 120 empleados que la organización tiene en el mundo.
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