REEDICIÓN DE KILL CITY |
Espíritu punk en estado puro |
|
Más que un disco planeado, se trató de una soga que James Williamson, viejo compañero de ruta con los Stooges, le tiró a Iggy para que se concentre más en la música y menos en la falopa. Williamson se encargó de ir a buscar a su amigo antes de cada sesión de grabación y de devolverlo después a la clínica. Y el resultado de esa asociación sellada por la amistad fue realmente sorpresivo. Escuchado hoy, el disco –cuya reedición remasterizada será lanzada en octubre próximo- suena, como dicen los españoles, realmente acojonante.
Fiel a época, el espíritu es absolutamente punk, pero las guitarras de Williamson suenan como las del Richards desprolijo y reventado, el del Exile on Main St. (1972) del que hoy se habla tanto a partir de su reedición y sus magníficas leyendas. Los fraseos de Iggy también imitan a los de Jagger, pero el ambiente musical es aún más desmelenado que el de los Stones. Se advierte la resaca post Altamont –aquel tristemente célebre concierto en el que los Stones tocaron en medio de incidentes que terminaron con cuatro muertes y que empezó a resquebrajar el sueño hippie- que Iggy había destilado con los Stooges en el enorme Funhouse (1970), y también los ecos de las delirantes experimentaciones con el free jazz de ese disco.
Si hay algo que pueda denominarse dirty sound, seguro está en Kill City, cuyo linaje punk no va para nada en desmedro de una orientación intelectual muy clara: a su manera, se trata de un disco de vanguardia, como queda claro escuchándolo hoy, cuando el paso del tiempo ha jugado absolutamente a su favor. Su reedición debería servir como manual de instrucciones para que los provocadores de cotillón redirijan su energía.
{moscomment}