Julián Gorodischer recomienda. El pedido de disculpas, en sus dos versiones (inglés y castellano), a cargo de Mich “el rey de la noche gay” dirigido a Ricky Martin “después de diez años de silencio”. “El demostró ser un buen padre”, justifica el arrepentido. El antes mediático lee su discurso en los términos y condiciones del género “Mensaje a la Patria”. La parodia a la cadena nacional es involuntaria pero evidente. El fondo de guirnaldas navideñas otorga a la situación un aire kitsch que contrasta con la solemnidad de la oratoria. En el video que se ve en Youtube, la llamada “conferencia de prensa” no da lugar a preguntas. El mensaje oficial, afín a la fecha, debe resultar una redención.
Menos culposo que culpabilizador, el rey echa la culpa a “unos productores que me presionaron”. Visto como un chiste, el video no reviste demasiado interés: el dramatismo languidece en una zona de tedio y palabras vacuas. La voz no presenta matices, la entonación es monocorde, la contención del monstruo no le sienta bien al ex mediático. Se cierra el círculo de la TV chatarra que tanto dio que hablar en los ’90: la década infame de la pantalla vive su mea culpa: una mentira menos en stock.