SOBRE LA UTILIZACIÓN DE REDES SOCIALES
La polémica sobre Facebook

Sebastián Di DomenicaSebastián Di Domenica recomienda leer varias de las notas periodísticas aparecidas en las últimas semanas luego de hacerse pública una arbitraria decisión de la red social Facebook sobre la propiedad de los contenidos que suben los usuarios. La historia es así: Facebook de repente cambió una de las cláusulas de los términos y condiciones de uso por la cual la firma se hacía propietaria de todos los materiales subidos por los usuarios.  Una entidad de consumidores descubrió el cambio y lo hizo público. El fundador de la red social, Mark Zuckerberg, ofreció explicaciones sin fundamento, y al final, luego de un verdadero revuelo mundial, la empresa decidió dar marcha atrás sobre los cambios. A continuación algunos puntos para tener cuenta luego de estos hechos.

Las idas y venidas sobre esta decisión puso sobre la mesa un tema que es fundamental y muy mencionado, pero que no parece generar reacción en los usuarios. Ojo con lo que se sube a Internet. Ojo a dónde va a parar toda esa información sobre nosotros. Siempre hay que tratar de leer los términos de uso de una red social o de cualquier sitio al que nos suscribamos. Y hay que ser muy cuidadoso sobre lo que se expone en la red. Todas las personas deben saber que esa información sobre nuestras actividades, nuestros consumos, nuestras preferencias, nuestras relaciones, y nuestras vidas; y que todos los materiales que subimos a internet como fotos, comentarios, datos personales o información de trabajo y estudio pueden llegar a ser utilizados por desconocidos en cualquier parte del planeta con distintos objetivos. 

Todo lo que se escribe en un papel, incluso lo que se publica en un diario, puede ser destruido, quemado y finalmente olvidado. Sin embargo, lo que se sube a la red puede estar dando vueltas por allí por años o siglos y puede perseguirnos de por vida (en búsquedas de trabajo, por ejemplo). Además, esos materiales, que son nuestros, y que en muchos casos forman parte de nuestra intimidad, no deben estar en manos ajenas. Son parte de nuestra exclusiva vida privada. Yo soy parte de Facebook y debo reconocer que me resulta entretenido conocer datos o ver imágenes de personas que conozco y aprecio. La red social me resulta interesante en lo personal, y a su vez, útil en cuestiones laborales o profesionales. Pero desde que ingresé a Facebook tengo conciencia sobre los límites a la hora de subir materiales. No todos los que forman parte de mi red son amigos personales; tengo cerca de cien contactos y nunca hice un cumpleaños con más de treinta persomas. Es decir, con la mayoría de ellos no tengo amistad como para contarles lo que hago a toda hora o para mostrarles aburridas imágenes de mis vacaciones. Pese a que la mayoría actúa de manera contraria, en la red la discreción debe ser la regla. Tal como lo dice el dicho; eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que dices.

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