Libros

TERCERA ENTREGA
Internet y literatura

INTERNET Y LITERATURAPor: Juan Terranova.  8. La escritura manual de cartas en el siglo XX continuó con una rutina muy similar a la que había tenido en el siglo XIX, y también antes. El sistema del correo cambió, se mecanizó, controló sus márgenes de error, se expandió y dio más garantías, pero cuando se metía una carta en el buzón a principios de 1990 todavía existía una cuota de incertidumbre. El sobre, que debía ser estampillado o sellado, que debía viajar físicamente y ser transportado por seres humanos podía perderse o dañarse, podía no llegar. De los efímeros telegramas hasta las largas cartas literarias firmadas por autores y, casi desde su redacción, destinadas a ser recopiladas en algún libro, la escritura epistolar preservó cierta forma durante todo el siglo XX. O para decirlo de otro modo, el siglo XX fue fiel a sí mismo hasta el final.

SEGUNDA ENTREGA
Internet y literatura

INTERNET Y LITERATURAPor: Juan Terranova.  1. Cuando entré  en la universidad en 1994 los programas de estudios terminaban con la vuelta de la democracia. Hasta ahí se estiraban las periodizaciones académicas y los alumnos las acataban al pie de la letra. Era posible pescar bibliografía actualizada en muchas cátedras, pero casi siempre como insumos para la construcción de un aparato crítico. Había desde luego honrosas excepciones. Lectores que intentaban estar al día. Después de todo habían pasado más de diez años, el país había cambiado, la manera de ver el país y de vernos a nosotros –y el dinero, y las relaciones de poder, y la política– habían cambiado. Pero por lo general, la academia como responsable de fabricar un corpus de lecturas atrasaba. Era difícil pedirle que se moviera más rápido porque el presente se había congelado, y ella misma había participado de ese proceso de congelamiento.

PRIMERA ENTREGA
Internet y literatura

InternetPor: Juan Terranova.  Me sorprende que de todos los abusos analíticos a los que se sometió la web no haya ninguno cuyo título o subtítulo sea “Internet y literatura”. Sin duda esa ausencia es un síntoma. ¿Pero un síntoma de qué? Quizás la yuxtaposición de términos, ese dejo taxonómico del siglo XVIII, funcionó hasta el final del siglo XX y ahí se detuvo. Quizás el siglo XXI quede exento de libros, artículos y papers cuyas bajadas retomen la tradición y continúen los ya famosos “psicoanálisis y literatura”, “literatura y marxismo”, “arte y literatura”, “cine y literatura”, etcétera, cuyo funcionamiento evidente era un cuadro de doble entrada con el que se podía avanzar por sobre todo el conocimiento. Lo que sí es fácil de hallar es una larga serie de ensayos y especulaciones sobre el futuro del libro, los libros digitales, las “autopistas de la información”, “las autopistas del conocimiento”, la “comunicación instantánea” y sus “angustias”, las redes sociales y su “sociabilidad”, todo siempre puesta bastante en duda. Sabemos que el soporte determina géneros, condiciones y escrituras. (Pero ¿hasta qué punto, cómo, de qué manera?) Por eso la modificación radical que la web operó sobre el Logos no tiene que ver con el futuro sino directamente con el presente.

SU PASO POR BUENOS AIRES
Vargas Llosa: Faltó  periodismo

Vargas Llosa en la Feria del LibroPor: Juan Terranova.  Pasó Vargas Llosas por la Feria del Libro y dejó la sensación de un desastre muy anticipado que no se concreta. Horacio González fue el vocero de los que señalaron el huracán en el horizonte y un montón de jubilados ociosos salieron a tapiar las puertas de sus casas políticas. Se notaba que algunos nunca habían agarrado ese pesado martillo por primera vez en sus vidas. Cuando todo estuvo listo, cuando circularon quejas, miedos, paranoias, suspicacias y ridículas sospechas, llegó el Tornado Vargas y apenas sopló una suave brisa de abril. ¿Alguien esperaba algo diferente? No fui a la feria pero lo vi por C5N y debo confesar que durante toda la transmisión esperé el exabrupto que no llegó. ¿Qué hubiera pasado sin el colchón de kirchneristas más o menos fanáticos? ¿Habría Vargas pisado el palito del exabrupto político? Es difícil saberlo. En todo caso, lo que ocurrió fue ligero. Y no vale la pena detenerse mucho. Ahora, hubo otra instancia que sí merece análisis: las entrevistas. ¿Qué pasó cuando Vargas dio sus entrevistas de oficio?

AGUJERO NEGRO CONCEPTUAL
Oda a una visión conservadora

La ciudad sin libros en ÑPor: Juan Terranova. El 18 de abril pasado, la versión digital de la revista Ñ puso a disposición de sus lectores un relato de Andrés Neuman titulado La ciudad sin libros”. Su trama es muy simple. Probablemente el lector la recuerde de algún otro relato aleccionador del siglo XX. En un futuro distante en que todas las palabras son digitales, un corte masivo de energía deja a la humanidad sin material de lectura. Este es su punto de partida y casi su punto de llegada. Neuman elabora el corte y sus efectos y consecuencias como un enumeración, no del todo errada, aunque quizás demasiado poética. Las pantallas se apagan, los juegos en línea se suspenden, las redes de comunicación desaparecen. Se trata de una situación bastante trillada, de un mecanismo narrativo clásico. La enumeración se resume en una frase: “La civilización entera quedó temblando al aire, igual que ropa limpia”. ¿No contiene la frase una errata? Donde se lee “limpia”, ¿debería leerse “sucia”? “La civilización entera quedó temblando al aire, igual que ropa sucia”. Si hay algo a lo que no me remite la civilización es al concepto de limpio… Aunque es verdad que la ropa sucia nunca se ventila. En el final de la historia, un grupo de hombres “valientes” y ansiosos por volver a leer construye una imprenta, suponemos, de tipos móviles. Neuman opone así la nobleza opaca del libro material a la vaporosa energía de las pantallas, a las que varias veces describe como sistemas vacíos de contenido.

ARTE Y OBSCENIDAD
Versos en latín y pijas gigantes

tapa Clarín intervenidaPor: Juan Terranova. Estuve leyendo Guarradas Poéticas, el blog donde Gabriela Marrón traduce con libertad y criterio versos latinos obscenos. Estos poemas priápicos, que se llevan muy bien con el dialecto del Rio de la Plata, no son la prehistoria de los guiones de las películas porno, ni los tatarabuelos de la colección La sonrisa vertical. Encuentran mejor relación con los tangos guarangos de Ángel Villordo o las estrofas populares que recopilo, con asombrosa prolijidad, el etnólogo Robert Lehmann Nitsche, pero sobre todo las pintadas en las faldas de las montañas que los turistas hacen para divertirse y dejar un recuerdo de su paso. Todas las traducciones del blog son espectaculares y citables. Pero hay una de vital resignación que conforma una verdadera ars poetica:

UN PRÓLOGO DE BAYER, UNA COLUMNA DE SARLO
Cuidemos al gorila

Bayer Walsh Borges SarloPor: Juan Terranova. A mediados de los años 90, cuando lo empecé a leer, Rodolfo Walsh era presentado como abanderado de los Derechos Humanos, no necesariamente por las cátedras universitarias, pero sí por los militantes de izquierda y una buena parte del periodismo. Operación masacre entonces llegaba con una impronta reivindicatoria, fuerte, casi justiciera. Era el documento de las letras triunfando sobre el crimen, el Logos que se imponía a la brutalidad de la fuerza. Luego, uno empezaba a leer y a rastrear algunas puntas y las cosas se enturbiaban. Walsh, desparecido por la última dictadura, intelectual y mártir, escribía, en realidad, sobre los levantamientos de Valle, sobre la resistencia peronista, sobre un fusilamiento lleno de equívocos. Y cuando uno seguía el libro a lo largo de sus reediciones, el mismo Walsh iba intentando ofrecer otras lecturas sobre lo que había escrito. Operación Masacre entonces surgía rodeado de una niebla que había que disipar. Sí, el principio de la no-ficción en la Argentina, está bien, pero ¿cómo? ¿Dónde? ¿Desde qué posición política? Truman Capote escribió, un par de años después, un drama policial íntimo, que solamente tocaba los abusos del Estado desde una controvertida pena de muerte. Por eso, A sangre fría y Operación masacre siempre me resultaron libros diferentes, casi opuestos. A sangre fría se dejaba leer sin problemas, era y es un libro liso, que solo acepta el adjetivo “genial”. Mientras que había, y siguen habiendo, muchos hilos sueltos alrededor del tejido de Operación Masacre, un libro complejo, como una cebolla, lleno de capas, leído siempre de forma fragmentaria.

ATERRIZAJE DEFINITIVO
Moderno, posmoderno y digital

Andrea HuyssenPor: Juan Terranova. Cuando empecé  mis estudios universitarios el muro de Berlín ya había caído hacía algunos años. Podía ser mucho o muy poco tiempo, dependiendo de cómo se midiera su impacto político y social. En relación a los planes de estudios, la idea de que una de las formas más acabadas y dicotómicas de la modernidad había terminado era innegable.  La abulia, el escepticismo, los lofts de Blade Runner, la música tecno, y el final de las ideologías y los grandes relatos, entre otras muchas prácticas culturales, habían encontrado una fecha para proyectarse hacia el futuro. Con la gran utopía soviética desarmada, terminaba la guerra fría y la dicotomía del pensamiento, grosso modo, ya no parecía ser derecha/izquierda sino moderno/posmoderno.

LECTOR Y LENGUA
Lo amargo y lo dulce, apostillas

El mármolPor: Juan Terranova. Hace unos días escribí una columna sobre El mármol, la última novela de Cesar Aira encontrándole coincidencias y diferencias con los famosos y tan publicitados diarios de Ricardo Piglia que Ñ está o estaba dando a conocer con cuentagotas. Mi lectura, que intentaba aportar algo más que las tristes y celebratorias reseñas de siempre, no terminaba de cuajar en una idea que me siguió dando vueltas en la cabeza.

AMORFA Y TENTACULAR
La literatura masiva de hoy

literatura y twitterPor: Juan Terranova. A veces le preguntan a un crítico o a un escritor por los “géneros masivos” de hoy y enseguida es posible que alguien, siguiendo un acto reflejo, cite el “policial”. Sin embargo, que los mega-best-sellers contemporáneos sean “policiales” como la serie de Stieg Larsson o tengan “tramas policiales” como El códice Da Vinci no implica que el género sea hoy masivo. La pregunta por “lo popular”, se sabe, no es la pregunta por “lo masivo”. Los conceptos son diferentes, a veces incluso se oponen. Pero, con menos riesgo, podemos aventurar que los números algo tienen que ver con la masa. Tres personas son un tipo de multitud diferente a tres mil, y tres mil es un grupo muy diferente al que forman tres millones.