Libros

VERSIONES DE AIRA (1)
Los lectores de Aira

AiraPor: Juan Terranova. 1. Leí por primera vez a César Aira, como tantísimos otros lectores, dentro de un marco académico. Sus primeras novelas y lo que ya era su mito de autor formaban parte de los mejores programas universitarios sobre literatura argentina del siglo XX, la mayoría de las veces como bibliografía obligatoria. De la misma manera toda una generación de estudiantes llegó a escritores como Lamborghini y Fogwill. Los tres habían circulado en el semi-secreto de los entendidos e iniciados durante los ochentas y ahora estaban listos y empaquetados para pegar un salto hacia arriba.

UN PROYECTO PARA EL VERANO
Versiones de César Aira

César AiraPor: Juan Terranova. Hace un tiempo, Quintín anunció en su blog un proyecto llamativo. La idea era leer todos los libros de César Aira en orden de escritura dedicándole una reseña a cada obra. El título del post bautizaba el emprendimiento: “Proyecto Aira”. Los curiosos pueden remontarse al 17 de febrero del 2008 en La Lectora Provisoria y verán que aparezco como promotor del asunto. Quintín dice ignorar por qué se lanza a esa aventura y por qué yo le insisto en que lo haga. Enseguida se disculpa: “Cosas más inútiles se han hecho”. El pudor del crítico me divierte, pero me resulta innecesario. Aunque tampoco tengo tan claro el valor de César Aira en la literatura argentina, lo reconozco como uno de los autores centrales del cambio de milenio. Difícil, más bien imposible, sería solaparlo. De allí que el Proyecto Aira me pareció y me parece un buen proyecto. Si la remolona academia argentina no encara esa tarea –la del ordenamiento de un autor prolífico–, se me ocurre que un lector como Quintín, obsesivo, meticuloso, digresivo –y extremadamente parcial–, puede muy bien dar una buena “respuesta orgánica”. (La tesis de doctorado de Sandra Contreras, Las vueltas de Aira, que en realidad se tendría que haber llamado Las vueltas del doctor Aira, parece ser una digna excepción a la lentitud de la investigación universitaria. Veremos.) Ahora bien, si Quintín no sostuvo el desafío experimental-conceptual de una reseña por semana, el “Proyecto Aira” ya tiene un par de episodios. Conociendo a Quintín y también a Aira, comentarista y demiurgo de potencia probada, escritores que van de lo televisivo a lo canónico, es probable que el ciclo jamás se cierre del todo. Como fuere, Ulises corriendo a la tortuga, Sisifo y la piedra, lo que Quintín lleva escritor –registros de lecturas sobre Moreira, Las ovejas y Ema, la cautiva– vale la pena.

ENTREVISTA A ANDREA JEFTANOVIC
Desde Chile, mon amour

Andrea JeftanovicPor: Juan Terranova. Andrea Jeftanovic nació en Santiago de Chile en 1970. Es socióloga de la Universidad Católica y doctora en literatura iberoamericana de la Universidad de Berkeley. Publicó las novelas Escenario de guerra y Geografía de la Lengua; también el conjunto de relatos Monólogos en Fuga y el impresionante libro de entrevistas y testimonios Conversaciones con Isidora Aguirre. Un cuento suyo se puede leer en El futuro no es nuestro, la antología de autores latinoamericanos editada por Eterna Cadencia en Argentina. En estos días está terminando un libro de entrevistas con escritores como José Watanabe, Lygia Fagundes Telles, Pedro Lemebel, Isidora Aguirre, Luisa Futoransky y Juan Mayorga, entre otros. 

MINISTERIO Y POLÉMICA
Apuntes sobre el ministro Posse

Abel PossePor: Juan Terranova. José Pablo Feimann, que últimamente se regodea bastante en su postura de señora ilustrada, no le pifió cuando empezó su intervención con un “Y de pronto, el tsunami Posse”. Pero acierta más y con más fuerza cuando dice, mientras increpa al asumido Ministro de Educación de la Ciudad, que los libros de análisis político se transformaron en algo parecido a la autoayuda. ¿Late o no late en el fondo de la esperanza clasemediera la idea sublime de que una bota de cuero brillante le pise la cabeza a la serpiente errática de nuestra imperfecta democracia periférica? Lo pregunto con honestidad. Por lo demás, los gritos y las imputaciones que surgen de la prosa enfurecida de Feinmann me encuentran ya un poco sordo.

SOBRE EL MARXISMO Y LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
Un libro imprescindible

El marxismo y la filosofía del lenguajePor: Juan Terranova.  La mercadotecnia estadística de la industria del libro dice que dos de cada tres contratapas señalan al libro que promocionan como “imprescindible”. La amplia mayoría de las veces esto es falso y la propuesta se construye sobre las convenciones del género. La palabra “imprescindible” en la contratapa de El marxismo y la filosofía del lenguaje de Valentín N. Volóshinov no sería un mero ejercicio de autobombo. ¿Por qué? Veamos.

SOBRE UNA COLUMNA DE QUINTÍN EN DIARIO PERFIL
Master Paranoia

la columnaPor: Juan Terranova.  El 28 de noviembre pasado, Quintín publicó una columna en Perfil con el título “¿Estamos viviendo bajo una dictadura?” El texto resulta llamativo incluso para los habitués de este espacio que fue bautizado con tino como el Barcelona de derecha. Ahora bien, ¿llama la atención por saturación y exceso? ¿O hay un salto cualitativo? Me inclino más por la primera hipótesis, aunque lo hago con reservas. La cita con la que arranca la columna suena un poco añeja, por no decir rancia. “En esta Argentina nuestra, el riesgo de que la democracia muera lentamente es muy fuerte. Un día uno se despierta y se da cuenta de que la democracia ya no está” sospecha Guillermo O´Donnell, como lo llama Quintín, evitando el confianzudo apodo. Sobre este “riesgo” tengo mis dudas. La historia se repite, es verdad. Pero todo suena un poco a Honduras, una situación con matices, donde las peleas remiten más a un futuro incierto o a un presente con poca imaginación, antes que a un pasado reciente, confirmado y espantoso. Por otra parte, y a esto no hay mucha vuelta que darle, el miedo apocalíptico a la derecha totalitaria es uno de los tics centrales de la derecha liberal. 

¿DÓNDE ESTÁ? ¿CUÁL ES SU FORMA?
Seis puntos sobre literatura y política

PIPor: Juan Terranova.  1. Hace un tiempo me invitaron a una charla de “jóvenes escritores” en La Plata. La charla la organizaba el colectivo editorial Mil Botellas y se hacía en el Centro Cultura Malvinas Argentinas. Era invierno y yo estaba acatarrado así que salí a buscar un kiosco donde comprar algo para tomar y me encontré con un local del PI. Estaba a oscuras y cerrado pero el logo del partido aparecía iluminado por la luz de mercurio de la calle. La charla estuvo muy bien, hablamos de literatura, de autores, de los tiempos generacionales, de las preferencias personales de cada uno. Y después se sirvió un vino y abajo se siguió hablando. Pero yo sentía que había algo que giraba en falso y no me podía sacar de la cabeza la fachada, muy vieja y anacrónica, del local del PI.

UNA NOVELA DE MACLAREN-ROSS
Picado por la araña

Veneno de tarántulaPor: Juan Terranova.  La historia que propone Julian Maclaren-Ross en Veneno de Tarántula es simple. A principios de los años 30, dos amigos, un poco cansados de la ciudad, aceptan pasar un verano en la montaña. El viaje, accidentado pero no imposible, los lleva a una cabaña cuyo dueño, el arrasador Spider, consumidor de drogas inyectables y ludópata, los recibe con cordialidad y reclamos. Entre excursiones nocturnas a los bosques y escarceos amorosos, el protagonista del libro irá describiendo –con una distancia irónica que no logra separarlo– a sus compañeros de descanso.

SOBRE LA REVOLUCIÓN ELECTRÓNICA DE WILLIAM BURROUGHS
Ensuciarse o limpiar

La revolución electrónicaPor: Juan Terranova. La editorial Caja Negra acaba de sacar La revolución electrónica, un libro breve de William Burroughs que permanecía inédito en español y que el autor dio a conocer en 1970. La edición es cuidada y su presentación en amarillo y negro se propone como una aventura analógica. Cintas de audio, viejas cámaras de Super 8 y hombres manipulando máquinas con grabadores tipo Geloso de cabeza crean un ambiente adecuado para el texto. La traducción de Mariano Dupont es acertada y el texto del autor norteamericano se completa con un prólogo de Carlos Gamerro. Una entrevista final que Tamara Kamenszain le hizo en la década del 70 cierra el libro. Aquí, algunos apuntes de lectura. 

SOBRE BORRACHERAS Y EL LIBRO BEBER PARA CONTARLA
Dime qué bebes hoy

Beber para contarlaPor: Juan Terranova.  Hemingway tomando mojitos en la barra del Floridita, Verlaine y el ajenjo, Lowry en México con el mezcal, Balzac escribiendo su Tratado de los excitantes modernos, Simone de Beauvoir compartiendo con Nelson Algreen un whisky en el aeropuerto de Chicago, Allen Ginsberg expulsado de la universidad por dibujar, ebrio, simbología nazi en el vapor de una ventana invernal, Stephen King vaciando las últimas botellas de cerveza en la pileta de la cocina para evitar escuchar cómo hablan en la heladera. La tradición de postales que retratan la relación entre el escritor y el alcohol van del pintoresquismo al arrebato trágico. ¿Por qué? Con la misma intensidad con la que en algunos ámbitos mega-conservadores se asocia al poeta con la letra manuscrita y al narrador con la máquina de escribir –de ser posible Olivetti–, la sobriedad no parece ser un estado natural para el escriba en el acotado imaginario cultural vernáculo. Se podrían esbozar muchos motivos para este equívoco, la mayoría banales. El principal, central en la crasa opinión de los lectores poco avispados, pondría al creador de la palabra como un mortal que cambia su percepción mediante artilugios técnico-químicos para así sacar a la superficie rutinaria de la realidad los monstruos que alimentan el talento. Esta descarga romántica conlleva un par de hipótesis conocidas sobre el funcionamiento de la creatividad y también la idea de que si no es posible forzar la creación, al menos se la puede adobar.