 Por: Juan Terranova. “Seas quien seas, vivas donde vivas y te persiga quien te persiga, tanta importancia tendrá a menudo lo que leas como lo que no leas” así empieza La Villa Vil de Lemony Snicket, el séptimo libro de “Una serie de catastróficas desdichas”. Es posible que el lector recuerde a los hermanos Baudelaire, los tres huérfanos que protagonizan la saga, por su oscura y adorable versión fílmica del 2004 que tuvo a Jim Carrey haciendo del cruel y ambicioso Conde Olaf. La adaptación agarró al vuelo la mezcla de absurdo, violencia y estética decimonónica de los libros y es ideal para ver con sobrinos a los que uno quiere sacar del conservadurismo mágico de Harry Potter. Sin embargo, recordé la frase, en un contexto muy diferente. Mi amigo, el que trabaja en la legislatura, intentaba convencerme de que reseñara –en contra, por supuesto– el libro de Joaquín Morales Solá, Los Kirchner. La política de la desmesura (2003-2008). Lo habíamos visto en una vidriera de Florida hacía cinco minutos. Todos los libros en fila, uno atrás del otro, bien alineados, esperando a los compradores. “Seas quien seas, vivas donde vivas y te persiga quien te persiga, tanta importancia tendrá a menudo lo que leas como lo que no leas.” Es una buena frase.
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