TICS, MANÍAS, RELAX, OPINIONES Y PUNTOS DE VISTA |
El sentido de las charlas |
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Arribo y escape
Llegamos cuando la charla ya había empezado y miramos desde atrás. Patricio Zunini, que coordinaba, había planteado hacer algo en un estilo "democratización de la cultura" en el blog del ciclo –una especie de reality show de la gestión cultural– pero al público se lo veía tímido y a los invitados, ortodoxos. Mientras Tomas Abraham decía que la Argentina no es un país para escribir ficciones y después aseguraba que él había "conquistado la palabra", me di una vuelta por los anaqueles. (Eterna Cadencia tiene una selección excelente. Es una de esas librerías para recorrer.) Y cuando el turco Asís planteaba su incomodidad frente a la obra de César Aira, se me ocurrió que era mejor ir a tomar algo. "Vamos a tomar algo" le dije a Celia. Salimos, cruzamos la calle, entramos en un bar y pedimos dos cervezas. No fuimos los únicos que decidimos salir. No me consta que sea cierto, pero me dijeron que Majul, que también pasó por la librería, se escapó por una ventana.
La vuelta
Cuando volvimos a entrar, ya se veía un interés más real de parte del público, pero nosotros nos fuimos a un costado a charlar con Soifer que estaba acompañado de una lúcida estudiante de Letras y ahí nos quedamos, hablando de libros y de la autonomía del arte. (Soifer había descubierto recientemente la literatura argentina del siglo XIX y estaba contento. Aparte, bibliófilo como es, me señaló una edición crítica de El largo Adiós. Los dos la vimos como un artefacto raro.) Al rato, sonaron los aplausos y fue un alivio. Saludamos a los conocidos que aparecían entre la desbandada. A Zunini se lo veía excitado y alegre: "Esta noche no duermo" me dijo en un momento. Yo lo felicité honestamente por la inauguración del ciclo. Y ahí él volvió a jugarse el pleno de la humildad, ese tic tan UCR que tiene.
El after
La gente se fue yendo y nos quedamos tomando algo con el mismo Zunini, que seguía enchufado, y Pablo Braun, librero y también responsable del evento. La charla estuvo animada. Se hablo de hijos, de literatura, de libros, de Eterna Cadencia editora y se compartieron opiniones y puntos de vista. Mientras esta coda transcurría, volví a entender que esos eventos tienen que ver más con la previa y el after. Que haya dos o tres tipos hablando gansadas o genialidades con una botella de agua mineral en una mesa es, en realidad, una excusa para juntarse. De hecho, me resultó mucho más atractivo charlar con Braun y con Zunini que escuchar a Asís y a Abraham. Si cabe, entonces, termino con un consejo para jóvenes literatos: "Salgan, compartan, escuchen”. No hay nada mejor para escribir que tener vida social. Es importante observar los tics y las manías del relax pero sobre todo saber que las lecturas se forman en el tejido de las relaciones humanas. El que se dio cuenta de eso, ya aprendió algo.
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