DESDE MADRID: LIBROS PARA LIMPIAR LAS CABEZAS |
La crisis es una fiesta |
Por: Juan Terranova. La semana pasada aterricé, por cuestiones de estricto trabajo, en el aeropuerto de Barajas. Crucé el mar encapsulado en una nave nueva de Air Comet que a la décima hora de vuelo se había transformado en una bola de electricidad. Era de madrugada, las adunas parecían más blandas que de costumbre y después de sacarme los zapatos y el cinturón en el control anti-terrorista, verifiqué que en las zonas de fumadores se hablaba, entre ceniza, botellas vacías, jet-lag y miradas torvas, de los recientes escándalos en el Real Madrid. (El Barcelona tiene un par de puntos más, pero los madridistas no pierden esperanza y hacen bien.) Al taxista que nos llevó hasta el señorial y pulcro Hotel Regente, carlista y defensor de la lógica patriótica del PP, lo que le preocupaba eran los gitanos y las nuevas-viejas leyes anti-inmigración. Y cuando ya me estaba empezando a preguntar si el tema de la crisis no había sido producto de una ficción tercer mundista digitada por agencias de información y de inteligencia, mientras buscaba un locutorio paquistaní para calmar la ansiedad, vi en la vidriera de la FNAC una larga serie de manuales graciosos que pregonaban cómo surcar la joda financiera globalizada sin morir en el intento. Sí, señores, la crisis en España llegó primero en forma de libro. |
Los 1000 chistes
La autoayuda es hoy –¿cómo negarlo?– el verdadero género menor que llena las huchas de las editoriales grandes. A su derecha, los libros de denuncia siguen frescos, acá, allá y en todas partes, y a su izquierda, lo que se ve es el humor y la autoironía. Así, los libros de la vidriera que vi en las inmediaciones de la Gran Vía madrileña tenían títulos como “No hay crisis sin oportunidad”, “1000 chistes sobre Wall Street”, “Como surfear la decadencia” y “Que la crisis no te coja parado” (sic). Pero mejor que este excéntrico compendio de hachazos editoriales fue la idea de la misma FNAC que se mandó un libro gratis de regalo con la compra de dos libros de bolsillo. El acto describe mejor la situación que muchas gráficos de tortas y cuadros sinópticos porque los españoles no se están agarrando la cabeza mientras miran el 2009 a los ojos, más bien se dedican a seguir consumiendo. Y si los parados que cobran los jugosos seguros de desempleo son cada vez más, por ahora, nadie deja de gastarse sus buenos euros en algún librito que le limpie la cabeza.
Compre ahora, tiemble después
El libro de regalo se llama Tiemble después de haber reído y es una antología ecléctica y vital –existen esos aparatos– que suma cuentos y relatos breves de autores como Augusto Monterroso, Herman Mellvile, Flannery O´connor, Guy de Maupassant y Enrique Vila-Matas, entre otros. Vienen separados por comentarios aun más breves de economistas, de ahí la acción-reacción de la risa y el temblor. Por ejemplo, antes de que Álvaro Mutis empiece a narrar su Pequeña historia de un gran negocio, la cientista social Marie-Noëlle Lienemann avisa que, después de esta crisis global, “la primera lección es que no se podrá seguir estando sometido a leyes presentadas como ineludibles y casi divinas”. El efecto de la inteligencia ajena es terapéutico. Frente al libro, la paranoia cede, el dibujo abstracto de la pérdida se retuerce, el rey está desnudo y la cosa, después de todo, no parece tan grave.
Revista satírica
En el prólogo que presenta Tiemble después de haber leído se explica que el título está inspirado en una sección de la revista satírica La Codorniz, que en los años cuarenta desvencijaba el ideario político y moral de la sociedad española. Espacio que a su vez había sido tomado de una ensayo de Charles Baudelaire titulado Esencia de la risa y, en general, de lo cómico en las artes plásticas, texto donde el Gran Charles concluye que, como casi siempre, las cosas más tentadoras las hizo el viejo de la cola larga y no el viejo de la barba blanca.
Tapa y final
La tapa de la antología no parece gran cosa. Un tipo con cara de resignación graciosa lleva una caja de cartón entre sus manos a dos colores, blanco y negro y rojo. Va en magas de camisa y corbata y usa anteojos de intelectual filosófico. ¿Aligeran costos los libros gratuitos con tapas de image bank? Quizás, pero no por eso es cualquier imagen. El crédito en el pie de imprenta dice que el ocasional changarin es un empleado de la tristemente célebre Lehman Brothers. El libro cierra con una letrilla satírica de Francisco de Quevedo, esa que empieza “Que le preste el genovés,/ al casado su hacienda;/ que al dar su mujer por prenda,/ preste él paciencia después”. Es un texto máximo, que siempre hay que tener a mano para no darse la cara contra el vacío de las cosas. Y sobre todo, no paga derechos. Ahí va la FNAC, entonces, antes picaresca que épica, regalando libros en año de crisis. Y ahí van los españoles atrás. Si la lectura no nos salva del chicotazo monetario y la rosca partida al medio del capitalismo salvaje, que al menos nos haga la vida un poco menos amarga. Gracias FNAC y salud.
{moscomment}