LA VUELTA DEL NOIR
Sangre, sudor y lágrimas

JAKE ARNOTTPor: Juan Terranova. Jake Arnott nació en 1961 y antes de convertirse en escritor fue intérprete de lenguaje de señas y sereno de un depósito de cadáveres, dos actividades que resultan raramente sugestivas a la hora de pensarlo como, si no el renovador, al menos, con claridad, un excelente actualizador del género negro. De hecho, la saga de Harry Starks, su gángster homosexual, judío, violento y ultracholulo, que deambula por el Swinging London asustando y seduciendo al mismo tiempo, no está sola. La acompañan grandes re-versiones del género, como puede ser la reciente El sindicato de policía Yiddish de Michael Chabon, y llega precedida por New york Graphic de Adam Lloyd Baker, un impecable noir futurista. Lo que sí resulta novedoso –aunque el gesto retro no se me escapa– es que Mondadori lance una colección de policiales cuyo nombre, Roja & Negra, haga pensar en filiaciones no tan evidentes, y su director, Rodrigo Fresán, resulte un imprevisto pero atractivo maestro de ceremonias. La primera parte de la saga de Harry Starks se llama Delitos a largo plazo y Fresán respondió algunas preguntas para Hipercrítico sobre ella y también sobre la colección.

¿Cómo conociste a Jake Arnott y por qué lo elegiste para abrir la Colección Roja & Negra?

Leí el libro cuando salió y me gustó mucho. Me pareció que, de algún modo, era la contraparte UK del USA de James Ellroy. La segunda y la tercera parte de la trilogía me parecieron igualmente buenas así como las dos novelas unitarias que vinieron después (la que transcurre en el Londres de los '70 y la del escándalo en las altas esferas con el satanista Crowley). Y me sorprendió mucho que fueran pasando los años y que nadie las tradujera por acá. Así que apenas pude... Me pareció que era un buen disparo de largada para la colección —junto a la saga narco-mex El poder del perro de Don Winslow— porque ninguna de las dos era la típica novela "con detective privado". Y me interesaba que Roja & Negra no fuera la típica colección de policiales. Habrá rescates de clásicos como Ross Macdonald y sus relatos del private eye Lew Archer, sí; pero también asesinos seriales y médiums que trabajan para la policía, una trilogía transcurriendo en el Japón de posguerra firmada por David Peace, empleados forenses encargados de recoger restos después de que pasaron los techno-jefes estilo CSI y hasta la nueva novela de Denis Johnson: Nobody Move, una especie de homenaje a McCoy, Thompson, Cain, Goodis & Co.

Delitos a largo plazo está compuesta de cinco partes, narradas por cinco personajes casi arquetípicos: un taxi boy, un lord homosexual, un matón adicto a las anfetaminas, una actriz fracasada y un criminólogo ingenuo. ¿Cuál te gustó más y por qué? 

La del lord homesexual. Me recordó a ciertas cosas de Evelyn Waugh donde lo criminal o el deseo de lo criminal es, apenas, un perfume lejano. Mientras que aquí se nos revela el costado apestoso de cierto tipo de fauna a la que nunca llegamos a ver en las miniseries de la BBC o en el cine de Merchant & Ivory.

Harry Starks es un criminal judío, homosexual, sádico, un conservador bipolar que escucha los discursos de Churchill cuando entra en su frase depresiva. En la segunda parte de la novela hay un arquitecto africano implicado en una estafa que dice: “Hemos aprendido bien y mucho de nuestros amos coloniales, de nuestros gángsters imperialistas”. En el último capítulo del libro, Harry está preso y lee Foucault. ¿Encarna Jake Arnott la llegada de las minorías al centro del policial negro?

Cuando Jake Arnott vino a presentar el libro a Barcelona contó algo muy interesante: dijo que todos los gángsters británicos de los '60 estaban obsesionados con la época victoriana, con los años dorados del Imperio, y que de algún modo se consideraban los últimos gentlemen de esa estirpe. O al menos deseaban desesperadamente sentirse así. Una suerte de malhechores benefactores. Algo parecido sentían los gángsters norteamericanos en los años '30 de la Depresión en USA. Abbott explicó también que la tradición noir arrancaba en Inglaterra con Shakespeare y que Otelo o Hamlet o Macbeth pueden entenderse como thrillers. En cuanto a lo de Harry Starks como minoría, me parece que la gracia del personaje pasa por –entre euforias y depresiones– sentirse más el Nuevo Hombre que otra cosa, ¿no?

¿Sería posible pensar un Harry Starks en la Argentina?

No lo sé... Gángsters nos sobran. Gangsters románticos, no estoy tan seguro...

¿Cuáles son los próximos títulos y autores de la colección?

Acaban de salir el tercer y cuarto título: una reedición del clásico urbano-subterráneo Pelham Uno Dos Tres (coincidiendo con la remake de Tony Scott con John Travolta y Denzel Washington) y el primer volumen de una trilogía sobre la "vida íntima" de los asesinos seriales: Los hombres de paja de Michael Marshall. Y más adelante se publicarán las novelas de un joven escritor, Michael Koryta, y ya están armados los primeros tres años de la colección. La verdad que me gusta mucho ir planeándola. De algún modo es como sumarme a un tradición argentina de escritores que dirigieron colecciones de policiales: Bioy & Borges, Piglia, Martini, Sasturain y seguro que me olvido de alguien... En cualquier caso, me encanta ser el escritor de mi generación al que –en jerga policial– le ha tocado hacer este muy agradable "trabajo sucio".

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