EN EL CICLO DE CHARLAS "TALANDO ÁRBOLES"
Los chicos de la industria

foto de la charlaPor: Juan Terranova. El miércoles fui a la tercera de las charlas que la editorial Interzona está organizando en la Boutique del Libro de Palermo Viejo. El ciclo se llama, con ironía inusual, “Talando árboles”, y el subtítulo informativo aclara: “Una discusión sobre la situación de la literatura argentina y la industria editorial”. La idea, a priori, es buena. Este tercer encuentro fue sobre “suplementos y críticas” y el temario era un bombardeo de preguntas: “¿Sirve todavía la crítica literaria? ¿Cómo es la relación entre medios, editoriales y autores? ¿Existe todavía la figura del crítico literario? ¿Es la crítica una instancia de reflexión, o forma parte del proceso de promoción del libro?” De todas, la única que realmente funcionaba como pregunta era la última. Lo demás, apenas llegaba a la hojarasca de la retórica. 

Los disertantes despertaban interés. Estuvieron Maximiliano Tomas, editor del suplemento Cultura del diario Perfil, Mariano Valerio, de la revista Los Inrockuptibles, Juan Boido, editor de Radar de Página /12 y y Américo Cristófalo, editor de Paradiso. Coordinaba Damián Tabarovsky.

Para empezar, habría que señalar que los disertantes estaban sentados en taburetes que no les permitían poner los pies en el piso, apoyados en una mesa alta pero muy pequeña y todo eso arriba de un escenario improvisado con unas cajas. No digo que estuvieran incómodos, pero la impresión que daban era de inestabilidad.

Luego, el ambiente de “charla distendida” tuvo éxito generando la más perfecta de las intrascendencias alrededor de un sistema de digresiones permanentes que aburría. El único que llevó adelante un discurso reconocible, con el que era posible dialogar, fue Américo Cristófalo. Hombre de generosa erudición, un poco asentado en el pasado, casi un intelectual a la vieja usanza sesentista, mostró que, pese a todo, tenía  algo para decir, y aunque se vuelva opaco por su poca actualidad, es mucho más eficiente que la improvisación sobre los usos personales o profesionales. Maximiliano Tomas usó la metáfora para otra cosa, pero sirve acá para describir la charla: “Me siento pedaleando en el aire”.

Lo mejor -quizás lo único bueno de la noche- haya sido una aseveración de Mariano Valerio cuya discusión hubiera dividido a la platea y habría hecho subir bastante los niveles de interés. Sobre el final, como pidiendo una conclusión, Valerio dijo: “Con respecto al lugar del periodismo y la crítica, me parece que eso se ve bien claro en la esquizofrenia que hay entre la lista de los más vendidos de los suplementos y lo que se reseña al lado. Ahí está bien claro eso. O bien de una vez salimos a pensar este tema en término de industria cultural, con todas las contradicciones que eso implica, o seguimos pensando la crítica de otra manera que nos sigue llevando a los malvendidos que se dieron en esta mesa, donde por momentos siento que vamos por caminos separados”.  

Bien. Llamar esquizofrenia a esa división no pasa de ser una metáfora que oculta una verdadera divergencia a la hora de pensar el funcionamiento de la crítica periodística. La observación es atractiva por sus complicadas derivaciones. ¿Debe la crítica de suplemento seguir las directivas del medio periodístico que la contiene, por regla general, dedicado a la actualidad política, social y económica? ¿O debe prevalecer en sus canales de lectura, apartada muchas veces de la gran circulación de libros? 

Que hay un doble standard es real y comprobable. Como bien señala Valerio, hay un desencuentro cuando se dedica la tapa a un pensador húngaro y se publica, al mismo tiempo, una lista de más vendidos que, sobre todo la columna de no-ficción, sorprende por su ausencia en ese mismo espacio. No sé bien qué es lo que ocurre, pero sé que es digno de análisis.

Hoy la crítica, esa crítica kantiana de la que habló con cierta nostalgia Cristófalo en su intervención, está en los blogs. Pero estoy seguro que, por otra parte, la crítica en suplementos no debe resignarse a examinar exclusivamente las sintomáticas y exitosas mierdas que publica Marcos Agunis. Aunque sí, en algún momento, debería hacerlo. Dentro de quince días, el miércoles 26 de septiembre a las 19 hs., ocuparán ese mismo espacio en la Boutique del Libro de Palermo los escritores Silvia Saitta, Fogwill, Luis Chitarroni, y Juan Sasturain. El temario se hace estas preguntas: “¿Qué es un lector? ¿Cómo se define según las librerías, las editoriales, los autores? ¿Por qué caminos llega al libro?”. 

Foto cortesía: Hablando del asunto.

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