FUERA DE TEMPORADA
Diario de lecturas (cinco)

ilustración 5/Por: Juan Terranova. Sábado al mediodía. Después de cruzar el Río de la Plata en un avión a hélice, escribo desde Uruguay. Me traje algunos libros.

Domingo

Fuera de temporada, este balneario se vuelve un poco ominoso. El hotel está vacío y solamente en el lobby me cruzo gente, por lo general viejos lentos que me saludan con educación. Tendría que haberme traído El resplandor de Stephen King para jugar un poco al Jack Torrance. (De paso, qué corta es la distancia entre Jack Torrance y Juan Terranova.)

Lunes

Voy a supermercado. Está vacío. Apenas veo a algunos viejos con lentes plateados manejando camionetas lujosas. La cajera se toma todo el tiempo del mundo para facturar mis compras. ¿Quién nos apura? La examino. Llego a la conclusión de que fue compañera de colegio de Laura Palmer.

Martes

Recorro el barrio del hotel y camino a lo largo de la calle Roosvelt. Los edificios aislados alcanzan los catorce pisos. Leo una columna de Alan Pauls en Radar. La anécdota central es simple. Pauls busca una bicicleta por Mercado Libre, la encuentra, la compra, y cuando la prueba no le gusta, así que se niega a pagarla. El vendedor lo denuncia y finalmente lo echan del sitio. Canal me señaló por mail que tranquilamente podía ser un capítulo o una escena de El Pasado. Por lo demás, la escritura de Pauls pretende ser irónica, pero hay algo, por atrás, que hace ruido. Realmente le molesta que lo hayan echado de Mercado Libre. Le molesta el trato que le dieron, le molesta el rechazo. La clave de lectura está en la primera línea. Es lo primero que nos confirma: nunca lo echaron de ningún lado. Siempre fue un integrado extremo. Un hombre que reivindica su pertenencia a una elite, que doblegó las instituciones más refractarias. Por eso no soporta que un groncho de Villa Luro lo desestime y lo desautorice. Pero en esa misma indignación, en ese mismo "pertenecer", está la respuesta al por qué de la expulsión: en la web las jerarquías se borran y los freaks se hacen valer. No importa si sos lindo, catalán, ganaste el premio Herralde, o sos un excelente lector y un mejor prosista. La web es la comunión digital, la corte de los milagros contemporánea, donde los apocalípticos se toman revancha. En twitter, capital mundial de la ironía, se rieron mucho del asunto. Otro amigo me escribe: "A mí me echaron varias veces de Mercado Libre. Iba y me abría otra cuenta. Y así, hasta que maduré."

Miércoles

Voy a nadar a la pileta del hotel. Mientras nado, siempre se me ocurre alguna historia. A veces las escribo, a veces no.

Jueves

Me entero que un poeta sueco acaba de ganar el premio Nobel de literatura. La noticia me es indiferente con la salvedad de que, esta vez, no voy a tener que escribir una nota de ocasión apurada sobre alguien que no conozco y no leí. Así y todo su nombre me gusta. Me recuerda unos dibujos animados que veía en mi infancia.

Viernes

Leo los ensayos que Steiner reunión en Los logócratas. El primero, que le da nombre al título analiza la relación entre el uso excelso del lenguaje como herramienta poética y la derecha totalitaria. En otro, titulado Los que queman libros..., señala: "Existe una pornografía de lo teórico, incluso de lo analítico, lo mismo que existe una pornografía de la sugestión sexual". Mientras termino el libro de Steiner también leo, bajado de la web, Guia de supervivencia zombi de Max Brooks. Enganché el primer capítulo de The Walking Dead por Fox, de madrugada, y llegué a la conclusión de que al final, cada cual se las arregla lo mejor que puede con su ciclista interior.

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