FETICHISMO DESFASADO/ 
Diario de lecturas (diecinueve)

Larkin/Por: Juan Terranova. Domingo a la mañana. Agarro la última edición de la Rolling Stone. Trae en tapa a Spinetta y una separata sobre Pink Floyd. No me decido sobre qué es lo que me resulta menos atractivo. Finalmente entiendo que Pink Floyd gana. Con Spinetta al menos tengo un diálogo tejido por la tradición. O quizás esto también sea una ilusión. (Pero no porque Pescado Rabioso me gustó siempre.) Igual, la Rolling Stone sigue llegando a casa y yo la recibo, y siempre la hojeo. Es una especie de boletín de otro mundo –¿el mundo de las revistas corporativas? ¿El mundo de la revistas del siglo XX?–, y me confirma que mi lugar es el lugar donde estoy. (Por lo demás, es evidente que si la web no compite con la lectura de libros, las revistas que no evolucionen, las que no “desarrollen”, las que se sigan pareciendo a sí mismas –fotos grandes, pastillas, datos banales- van a desaparecer antes o al menos a soportar el castigo del anacronismo ridículo.)

Domingo a la tarde. Clarín tituló “El glaciar Perito Moreno completó su ruptura cuando nadie lo veía”. La caída fue entre las tres y media y las cuatro de la mañana, en medio de una tormenta. No había turistas. Algunos guardaparques lo seguían desde un refugio. El último desprendimiento ocurrió en 2008. La noticia de que nadie lo vio, de que nadie pudo asombrarse, ni “disfrutarlo”, me pone de buen humor.

Lunes. Leo, una vez más, “El martes me desperté a esa hora inanimada y nula en que la noche ya está por terminar y sin embargo todavía no ha nacido el alba”.

Martes. De cara a las redes sociales, el primer movimiento de la “literatura” debería ser arrodillarse y llorar como una mujer desnuda. Y digo primer movimiento, primera reacción. Luego, ya tenemos todo el tiempo de ver qué se hace, si es que hay que hacer algo o lo que venga. Me paso el día escuchando Das Buch der Hängende Gärten, Op. 15, de Arnold Schoenberg que Pablo Gianera recomendó por Twitter. En el epígrafe del You Tube de donde lo reproduzco dice: “The Book of the Hanging Gardens is a fifteen-part song cycle composed by Arnold Schoenberg between 1908 and 1909, setting poems of Stefan George”. Escucho buena parte de la música mientras ordeno mi biblioteca. De entre el desorden, rescato dos libros en folio, facsímiles baratos de la Enciclopedia que hicieron Diderot y D'Alembert. ¿Diderot y D'Alembert produjeron el eco de Bouvard y Pécuchet? Los compré en Francia y me hicieron acordar a una vez que, en Montmartre, un clochard me dijo que a Yves Montand lo había matado la CIA.

Miércoles. El 17 de marzo de 1991 se hizo el único referendo en setenta años de existencia de Unión Soviética, en relación a la conservación de la misma Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La pregunta que se les hizo a los ciudadanos soviéticos fue: “¿Considera necesaria la conservación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, como una federación renovada de repúblicas renovadas e iguales en derecho, en las que se garanticen los derechos y la libertades de las personas de todas las nacionalidades?” Un 76,4 % respondió sí, y un 21,7 % respondió no. La pregunta encierra toda la burocracia y la mentira, la falta de imaginación y criterio, que hizo caer el proyecto revolucionario soviético. La información la saco de una infografía que encuentro por ahí. ¿Dónde? ¿Dónde va a ser? En Internet.

Jueves. El fetichismo del libro no es el fetichismo de la lectura. ¿Alguna vez fueron un solo gesto, una sola patología que se superponía? Quizás. Pero hoy el fetichista del libro está desfasado, y se parece mucho a un tonto. En Twitter, empiezo a seguir a @Blibiar que promete un versículo de la Biblia por día. Hoy me tocó el famoso Mateo 26:41: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. 

Viernes. Terminé de leer La soledad del lector de David Markson, editado por La bestia equilátera. Me resultó por momentos empalagoso, aunque le reconozco algunos méritos. No se trata de un libro complejo, pero sus derivaciones críticas son muy amplias. Antes de reseñarlo, voy a tener que tomar aire, como el buceador antes de saltar del muelle. Durante la tarde, cambiando mails con Javier Alcácer, terminamos traduciendo entre los dos el poema de Philip Larkin Un estudio de los hábitos de lectura. El último verso del poema, que en sí no es ninguna genialidad, dice “Date cuenta: los libros son un montón de mierda”. Pero no creo que se refiera a los libros en sí, en pos de otros soportes, sino a la cultura del libro. Más precisamente a que la lectura también puede ser una actividad inútil y decepcionante. Más tarde, un amigo me escribe desde España y me comenta la resolución de un prestigioso premio literario: “Qué sorpresa, se los dieron a un vasco que escribe sobre la ETA”.

Sábado. La palabra “literatura”. La uso. Y la odio.

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