ENTREVISTA A LA AUTORA DE EL CABILDO DEL ROCK, CANDELARIA KRISTOFF
El cielito de la música

Candelaria KristoffPor: Juan Terranova. Candelaria Kristoff acaba de publicar El Cabildo del Rock, una larga investigación sobre del mítico estudio de grabación y sello discográfico, Del Cielito Records. Desde Spinetta hasta Patricio Rey y sus redonditos de Ricota y Bersuit Vergarabat, buena parte del rock vernáculo, registró sus canciones en ese lugar.

-Si tuvieras que contar en tres líneas qué narra El Cabildo del Rock, ¿qué dirías?

El Cabildo del Rock narra, a partir de una serie de entrevistas a personajes legendarios de nuestro rock, la historia del mítico estudio de grabación Del Cielito Records y del sello discográfico homónimo.

-¿Cómo se te ocurrió la idea del libro?

En realidad, la idea del libro no se me ocurrió a mí sino a Cristian Merchot, el manager de Bersuit. Y acá tengo que hacer una digresión: si bien la marca Del Cielito Records pertenece a Gustavo Gauvry, el creador del estudio, y si bien Gustavo Gauvry sigue al frente del mismo, la propiedad, el predio del Cielito es, desde 2001, de Bersuit. Y como Bersuit hace giras por Latinoamérica y España, sucedió a menudo que personas, músicos, productores artísticos de otros países, preguntaban acerca de tal o cual anécdota o suceso “musical” relacionado con el Cielito. Ni el manager ni la Bersuit conocían en todos sus detalles la historia completa del estudio, por eso a Merchot se le ocurrió producir un libro que diera cuenta de ella. 

-En tu opinión, ¿qué otro sello discográfico merecería un libro?

En mi opinión, cuando uno se enamora de una persona, o de un lugar, como ocurre en este caso, no se pregunta a sí mismo qué otra persona o qué otro lugar o sello merecería el amor de uno.

-El hecho de pasar por esta experiencia, ¿modificó tu forma de escuchar la música?

Absolutamente. Gustavo Gauvry educó mi oído musical. Hay un montón de detalles que hacen a la composición, a la interpretación, al registro que se hace de una interpretación. Yo escuchaba rock como quien se enfunda la lengua antes de comer: todo sabía a papel celofán o a látex. Así que a mí me pasó algo muy curioso porque más allá de algunos temas que se convirtieron en hits, yo conocí primero a los músicos y después a la música que les pertenece, y que nos dieron.

-En un momento, después de una entrevista, te hacés la pregunta: ¿qué es mejor, un documental sobre Napoleón o una película? En este sentido “El Cabildo del Rock” tiene un fuerte sesgo autobiográfico. ¿Por qué?

Esa pregunta en realidad se la hace la narradora a Gustavo Gauvry a raíz de un sueño erótico que ella tiene con uno de los entrevistados. Y lo que, creo, aparece como trasfondo, es la pregunta de hasta dónde se puede o se debe contar, dónde hacés el recorte. Todos tenemos nuestros “temas recurrentes”, nuestras obsesiones: de esto es de lo que hablamos. Pero también tenemos silencios recurrentes. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que callamos porque el silencio de uno es esa zona sobre la cual uno distrae al otro. Mi idea fue escribir una historia que no fuera plana, que no fuera lineal, que no fuera cronológica, porque el presente no es plano, no es lineal, no es cronológico. El presente sólo es lo que es. Y yo quise rescatar la vitalidad, la vigencia del Cielito haciéndolo aterrizar en el centro de una vida, modificando una vida: la de la voz que cuenta. 

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