foto

Por Juan Terranova. Lunes. ¿Y si a partir de un momento se nos permitiera solamente releer? ¿Seríamos más pobres o más ricos gracias a esa prohibición imposible? La juventud resultaría, entonces, incluso más importante que ahora porque determinaría parte de la vejez. Nelson Rodrigues hacía un elogio de la relectura y una vez escribió que solamente un burro se leía una biblioteca de treinta mil libros. Para él los sabios releían. Sumido en una cultura borgeana de la acumulación, la expansión y el saber acopiado recuerdo que esa idea me sorprendió.  

Martes. Hace unos días Sanchiz estuvo de visita en Buenos Aires y hablamos sobre “el escritor bonachón argentino”. ¿Quién es “el escritor bonachón argentino”? Tienen buen humor, una positividad intrínseca y una mirada benigna sobre al vida y los placeres que ella nos puede ofrecer. Una buena comida, un buen vino, un buen whisky, un buen disco, una buena película. Así habla él, y jamás va a señalar a qué se refieren con el adjetivo “buen” que siempre modifica, en sus comentarios, adelante del sustantivos. “Para él un bigote es signo de virilidad, nunca se podría tomar un bigote con ironía” me dice Sanchiz. Coincido. El Escritor Bonachón jamás pondría en duda su bien definida heterosexualidad. Ya hace como un mes que estuvo Sanchiz de paso pero la idea me quedó. Creo que el escritor bonachón argentino es básicamente alguien simple en el sentido de que su ambición nunca resulta perversa. Los límites lo comprimen y dentro de esos límites su espíritu se exhibe pobre.

Miércoles. Mavrakis me cita el género vidas paralelas en una conversación incidental y me ayuda a despejar una ecuación mental trabada.  

Miércoles más tarde. Redes sociales de la insatisfacción. Amor e insatisfacción. ¿Nuestro limite político no es el peronismo, nuestro límite político es el narcisismo? (Veo una foto de una nena con un cocodrilo en la web y me parece a la vez tierna y amenazante.)  

Miércoles, ya cerca de la medianoche. Hay momentos, horas del día, fechas en la rutina de nuestra biografía, en que cierto reflejo de la inteligencia se da vuelta y te muerde la cara.  

Jueves. Una nota en La Nación sobre la película que lo tiene a Sebreli de protagonista. La titulan “Sebreli, el tábano constante”. Podría ser el nombre de una novelita de Aira. Hay un textual del ensayista: “Los silbidos ya me resultan un estímulo, los ataques ya me resultan un estímulo para seguir. Lo único a lo que realmente le tengo miedo es al silencio y al olvido". Bueno, querido Juan José, relájese y goce, porque el olvido es un garantía tan rotunda como la muerte.  

Jueves, más tarde. Leo un artículo de Jordi Carrión que empieza muy bien. Es sobre es el “estado de la novela social” –se podría decir–. El comienzo: “¿Es posible escribir en la España de estos años aciagos sin subrayar la desilusión, la falta de esperanza? ¿Cómo están plasmando particularmente esa decepción los escritores más jóvenes, en muchos casos ellos mismos precarios? La precariedad atraviesa la literatura española al menos desde El Lazarillo, pero cada época la ha representado de modos distintos”.  

Viernes. Me entero que Revista Otra parte abre una convocatoria para publicar artículos en su web. Desde luego no pagan. Es una “convocatoria abierta”. Me imagino a un montón de gente semialfabetizada, irredentos facebookeros, enviando textos sin editar, incomprensibles. Los editores se van a agarrar la cabeza. Como muy bueno, les van a mandar monografías frías y pulcras. ¿O me equivoco? Ojalá me equivoque. Así y todo: ¿Esa es su idea de la web democratizante? Hay algo muy equivocado ahí. Parecería que, porque es Internet, no tiene valor. Democratizan un espacio que no les interesa y al cual subestiman pero que finalmente es el que más lectores tendrá. Aunque es verdad que para nuestras mentes prisioneras el papel sigue detentando “prestigio”. ¿Cuándo morirá ese prejuicio?  

Viernes, más tarde. Uno puede decir que el amor incluye partes de guerra, y que la guerra puede contener momentos de amor, pero no son lo mismo. Quizás sí estos cruces sean los más atractivos, recordados y dignos de ser narrados.