Por Juan Terranova. Lunes. Miro la pila de libros de mi mesa de luz. ¿Cómo lidiar con eso? Lo tomo sin ansiedad. La web transformó la idea de “lecturas pendientes”. Después recorro mi Kindle. Más de ciento treinta títulos. Unas diez mesas de luz. En una entrevista, el gran mandamás de Random House Mondadori, Riccardo Cavallero, dijo que el e-book nació viejo. Cito: “El e-book como tal no vale nada. Ya nace viejo. Lo importante es la revolución digital, cambiar nuestra forma de trabajar contando con el lector que está al otro lado. Tenemos que entender por primera vez lo que el lector quiere. Hasta ahora hemos vivido en una burbuja de lujo donde podías casi prescindir de lo que el lector quería”. Habla del editor, del autor, del lector, del consumidor, del distribuidor, ¡del imprentero!, y en ningún momento del crítico, que será, a futuro, la pieza clave del acceso, la criba, la voz taxonómica que ordene, apenas un poco, el caos del libre acceso de la web. Hace mucho, festejando al otoño, Keats se preguntaba “¿Dónde están las canciones de primavera?”. Y Antonio Machado: “Está la tierra mojada/ por las gotas del rocío,/ y la alameda dorada,/hacia la curva del río”.
Martes. “No hay gobierno verdadero, aun el más autocrático, que no se apoye en la opinión pública” escribió alguna vez David Hume. Todo el tiempo “la política” se deja fascinar, pone a prueba esta frase, intenta sacudirse el jinete y la historia la reafirma.
Miércoles. Voy a hacer las compras y encuentro una inesperada sonrisa matinal. La cabeza de un cerdo, enorme, rosa, sensual como un juguete, me mira desde mostrador del carnicero. Tiene los ojos cerrados y pese a eso, mantiene una mirada irónica. Arropada por otros cortes que se apilan a su alrededor, me recuerda los versos “de carne charra y mármoles finales/ con la remota majestad de un ídolo”.
Miércoles, más tarde. Tengo fiebre y escucho el White Album. No soy un canalla, madre. A veces es apenas la vida que te golpea.
Jueves. Clarín. Un textual de Graciela Speranza: “Sin la vía abierta por Rayuela, es impensable la mejor tradición de novela latinoamericana que le siguió hasta hoy”. El académico como títere del periodismo. (Bueno, quizás sea una chicana innecesaria y esté, aquí, yo, siendo demasiado duro... O quizás no. Dormí poco. Pero la mañana está tranquila. El estado de ánimo del crítico como brújula de sus opiniones. Speranza, siempre contenta, habla de los 50 años de Rayuela, del surrealismo y de la tradición francesa, de Duchamp y de Aira. La entrevista gana bastante si en vez de “surrealismo” se lee “peronismo”. Doy un ejemplo: “En la literatura de Aira vemos todas las contribuciones del peronismo, vemos a Marcel Duchamp, la escritura automática, el ready-made”. Alguien cumple 50 años, algo se desmorona, alguien festeja.)
Viernes. “Algunas veces estos cristianos melancólicos tienen más cara avinagrada que la gozosa de los que tienen una vida bella. El gozo no puede estancarse: debe avanzar.” Lo dijo Francisco, el papa argentino. “Cara avinagrada” es una excelente traducción de “Peperoncini all'aceto” que fue lo que dijo en italiano. Después agregó que el gozo es una “virtud peregrina, que camina con Jesús y supone predicar y anunciarlo”. Hasta ahora son las palabras del año para mí. Gracias, Señor, por un Sumo Pontífice que nos da alegría citar.