Por Juan Terranova. Sábado. Me voy al campo por el fin de semana largo. Mi idea es dar una vuelta larga pero no logro alejarme. Sobre el borde de la ciudad, desde donde todavía se puede llegar con facilidad a los nudos de autopistas y a centros semiurbanos pienso en la intensa relación de Buenos Aires y sus habitantes con la lengua. Psicoanálisis, oralidad, taxistas, escritores, publicidades, radios, bibliotecas, lectores, internet, refranes, pantallas, violencia, teléfonos, universidades masivas, escritores, actores, todos diciendo, todo el tiempo. Todo es silencio y practicidad, salvo esa ciudad, atragantada del goce de la lengua. Dentro de ese esquema hiperyoico, Italia es la mejor provincia posible. Esquemas de esquemas.

 

Domingo. Un Cervantes empobrecido le pidió al rey que lo mandara a La Paz. El rey no acuso recibo y Cervantes nunca viajó. Baudelaire fue embarcado por su padre hacia la India pero logró bajarse en la Isla Mauricio y volvió a París. ¿Cómo habría sido la vida de Cervantes en los Andes? ¿Qué habría escrito en Bolivia? Baudelaire en Bombay o Calcuta suena más predecible. De hecho se dice que durante ese viaje escribió L´Albatros. (Las Islas Mauricio, creo, son las del comienzo de Radiaciones de Jünger.) Más tarde, en Youtube encuentro un androide de Baudelaire recitando poemas. Es la foto que le sacó Nadar animada con tecnología digital. Philip K. Dick lo predijo antes que todos.

Lunes. Feriado. Anoche soñé con "The real thing", el cuento de Henry James. Me desperté, tomé nota y me volví a dormir. En el sueño me daba cuenta de que tenía que incluir a Henry James en mis clases de cuento estadounidenses. Me decía a mí mismo "¡Porque nació en New York!". Empieza muy bien: "Cuando la esposa del conserje, que solía contestar el timbre, anunció «Un caballero y una dama, señor», tuve, como me sucedía a menudo por esos días -el deseo es padre del pensamiento- la intuición inmediata de que debía tratarse de modelos."

Lunes, feriado, después del mediodía. Javier Alcácer se queja de que no existe un sitio de donde descargar la obra completa de Sarmiento en epub. Le mando uno donde está en pdf. “No alcanza” me dice. Siendo argentino, uno podría leer solo a Sarmiento. Y listo. Nada más. Pero caería en una contradicción insoportable: leer el operador, al periodista, al político que trabaja con la coyuntura a más de cien años de distancia. Bien. Siempre teniendo en cuenta que el lector arqueólogo es redundante como una jaula adentro de una jaula. Todos los que leemos removemos huesos blanqueados por el tiempo.

Martes. Luis Andrade me mandó una lista de películas con detalles críticos de Hitler. El mensaje dice así: “En el Harper's Magazine de Sept/2013 acaba de salir una lista que te va a gustar. Como dice el principio del artículo, entre el 1938 y 1939, Hitler tenía unos cuantos secretarios dedicados a llevar un registro minucioso de sus acciones y reacciones cotidianas (supongo que escribían hasta cuantas veces iba al baño...). Entre ellas, a Hitler le gustaba mucho mirar películas. Como se notará, era medio fanático de Laurel & Hardy. Hay una mención y reacción a Nights in Andalusia que te va a llamar mucho la atención”. Sobre Nights in Andalusia se leía en el resumen: “Imperio Argentina, very good; directing, bad.”

Martes, después del mediodía. Puse en Facebook que voy a escribir una novela titulada La herida narcisista. La describí como la historia de un tipo que vive en Buenos Aires y la ciudad lo lastima todo el tiempo pero a él le encanta y después también dije que le iba a agregar porno y zombies, y nazis y escritores que quieren escribir sin aprender a leer. El comentario tuvo aceptación y logró más de cien “me gustas”. Por lo general lo que escribo no pasa de los treinta. Como soy de carácter voluble, ahora pienso en escribir la novela de verdad. “Como un divertimento” pienso. Y después entiendo que no, que ahí no hay “divertimento” posible, que ahí hay contundente y devoradora verdad, de esa verdad que, enunciada o callada, nos modifica.

Miércoles. Un amigo opinando por mail sobre mi próxima novela que titularé La herida narcisista. "Tenés que leer el libro de Slavoj Žižek Visión de paralaje, en el capítulo tres, titulado “La insoportable pesadez de ser una divina mierda”, habla de una herida narcisista más, aparte de las tres clásicas freudianas. Verbigracia, el descubrimiento de que lo que llamamos “yo” pueda ser apenas una sombra, una fantasía. Igual no creo que te guste, ni te sorprenda, no sos afecto a esos relativismos de folletín de raíz francesa que tanto divierten. Sos demasiado italiano del sur, demasiado gaucho del siglo XX, el travestido de la inmigración argentina que pelea siempre hasta al final."

Miércoles, más tarde. Ignacio Irulegui descubrió que mi amigo no existe y que soy yo mismo citando a Žižek. Me hago el novelista en Facebook y me descubren.

Jueves. La estructura de rankings abunda en la web porque nos comunica, de forma muy eficiente y veloz, un orden dentro de un gran desorden. Algo así me dijo Sebastián Di Domenica hace unos días. Ayer estuve con él en Hernández presentando su libro Periodistas que preguntan por qué, con Adriana Amado y Diego Rojas. El evento estuvo bien. Fue ameno y se conversó sobre el periodismo de investigación, algo que me resulta ajeno. Para mí fue raro, pero, pese al idealismo del libro, no me sentí a disgusto. Más bien lo contrario. La coyuntura es mi acercamiento al periodismo. No puedo renegar de eso. Aunque haya caído en esto por default, para ganar un poco de dinero, hay algo de lo “contemporáneo”, del “presente”, que me magnetiza, y ahí me espera de brazos abiertos “el periodismo”.

Viernes. Un gesto neurótico de la modernidad: decir que algo es imposible de hacer mientras se lo hace. ¿O sería más bien histérico? "Hay algo solitario y perverso en la abstracción de la lectura de libros y en este caso se había transformado en un plan de vida" escribe Piglia en su nueva novela. La lectura de libros. Sí. Y hoy para colmo ya ni libros leemos.