LEON BLOY

Por Juan Terranova. Lunes. Compro un tomo de los diarios de León Bloy por Mercado Libre. Esperando que lleguen leo un fragmento suyo en la web: “Yo quisiera que la historia fuese para ella lo que es para mí: un bosque sombrío y magnífico.” Es una frase de amor. Luigi me dice que conoce al que hace la página donde leo esos fragmentos. Me agrega un “complejo”, al final de la frase. “Conozco al que hace esa página web. Complejo.” Después me ofrece, generoso, sus libros de Bloy. Parece que el primero de noviembre de 1900, Bloy escribió: “En estado de desgracia, la belleza es un monstruo.”

 

Martes. Soñé que estaba con Edgardo Cozarinsky en un jardín muy verde y pasaba un entierro. Ponían el cajón en el borde de ese jardín y nos acercábamos. La mujer muerta empezaba a hablar y se levantaba. Gran desconcierto. Edgardo se reía. Unas viejas pedían por el marido de la que había vuelto. Después caminábamos por un sendero y pasaba un taxi muy viejo. “Edgardo, estamos en un película tuya” decía yo. Y Edgardo, sonriendo, respondía: “No, Juan, estás soñando.”

Miércoles. Veo un documental sobre Zizek. Es entretenido y gratificante. Parece que si perdemos el exceso de goce perdemos también el goce. Bien. Vale tenerlo en cuenta. Cada tanto también se lo podríamos recordar a estas gente bulliciosas del sentido común digital. Luego, me sigo enmarañando con Hegel pero ya sin tanto entusiasmo. En un momento pensé que los vicios anacrónicos el idealismo alemán iba a primar sobre todo lo demás y me descorazoné pero luego hay bastante de Hegel en nosotros y por eso leerlo es útil. Aparte, la Fenomenología tiene sus momentos. El traductor insiste en que no se lo puede leer “a palo seco”, dolorosa metáfora para decir que no se accede a Hegel por Hegel, hay que acompañarlo con sus comentadores, como siempre en filosofía, lo cual me parece imponer una lectura que quizás no sea errada pero implica imponer una lectura. Siempre se habla de deshegelenizar a Marx pero creo que la inversa también va. ¿Como sería un Hegel sin Lacan, o incluso sin Kojeve? El especialista chileno Carlos Perez Soto intenta eso. Quizás sea una picardía pero como toda picardía puede resultar entretenida.

Miércoles, medianoche. Llegó el libro de Bloy. No está mal. Insulta a todo el mundo. Se queja de todo. Todo le parece injusto. Se indigna y se pelea con el mundo como lo hacen los de Facebook hoy en día. Igual leerlo es tonificante.

Jueves. Agotado y aburrido, pienso en la historia del autista que podía ver las radiaciones del wi-fi y decodificarlas desde el aire con solo tocarlas. Más tarde me entero que murió Cristopher Lee, y sobre el final de la tarde llega la noticia de que se fue Ornette Coleman. Mariano escribe: “Un mal día para el siglo XX.”

Jueves, más tarde. Luciano Lutereau cito al Lacan de 1963 en su muro de Facebook: “Si la mujer suscita mi angustia, es en la medida en que quiere mi goce, o sea, gozar de mí. [...] Ella va por mi ser, la mujer sólo puede alcanzar el goce castrándome.” Escucho una vez más la sonata para viola y piano opus 147 de Shostakovich.

Jueves, medianoche. Leo un titular: “Luchadora de artes marciales mixtas Transgénero (MMA), Fallon Fox, es el blanco de las críticas después de que hirió brutalmente a su oponente mujer.” La nota dice: “Fox derrotó a Tamikka Brents a los dos minutos del primer round. Brents sufrió daño en el hueso orbital, que requirió siete grapas y una conmoción cerebral. Brents comento: “Nunca me he sentido tan dominada en mi vida.” Los extremos del progresismo son criminales por omisión. Qué mejor ejemplo que este. Pero ¿por qué los extremos del progresismo son criminales por omisión? Porque se parecen mucho al liberalismo con el que ganan y dominan los ricos. “Hagan lo que quieran, igual todo es lo mismo.” El video que ilustra la nota es terrible.

Viernes. En el museo hablé con Marcelo Vernet, descendiente de la familia Vernet. Había salido a fumar afuera y lo acompañé. Hacia frío. Me dio datos sobre el diario que no tenía. Por ejemplo, fue editado por primera vez en 1945 como parte de un libro nacionalista. Después en México, como parte de otro libro. Eso lo sabía. Me confirmó que se lo donó al Archivo General de la Nación. Me ofreció, amable, una copia en pdf. Coincidimos en que María Saénz de Vernet era una mujer fuerte. Uno de los guías del museo me dijo que el piano que le llevó Vernet a Malvinas era una piano de cola.

Sábado a la mañana. Encuentro una foto de Bloy firmada y con una dedicatoria: “Je en suis pas un contemporain & je n´ai jamais été chez moi. Alors... Zut!” Desde luego, salió con cara de loco.