Por: Adriana Amado. Vos creías que el desasosiego que te generaban los llamados de encuestadoras ignotas no podía superarse. Pero agarraste el diario, viste las últimas encuestas y se te terminó de empastar la única neurona electoral que había sobrevivido a la campaña. ¿Cómo puede ser? Un día gana uno, otro día, otro. Unos vaticinan triunfos de los mismos que en la radio dicen que van para atrás. Como dice un viejo refrán, una persona con un reloj sabe la hora; con dos, nunca está seguro. ¿Pasará lo mismo con las encuestas y los medios que las difunden? Por lo menos, es así mientras nos falten los datos que se necesitan para entenderlas. Porque en las encuestas, contrariamente a la verdad matemática, 2 es 2 sólo si se aportan las garantías necesarias para estar seguros de que no es 1. O 3, ó 4…
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