MEDIR, MEDIR, MEDIR |
Encuestas descompuestas |
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· El 37% de los argentinos declara que la delicuencia/seguridad pública es el principal problema del país, que en este índice se ubica 5° en el continente. Pero es el segundo país, después de El Salvador, en donde se declara haber sido víctima de algún delito el último año (36%). Contrariando a los que dicen que la inseguridad es una idea, esta encuesta muestra a la Argentina como el país con más coherencia entre la percepción del delito y la victimización real. Y uno de los que están menos de acuerdo con cómo se maneja la seguridad ciudadana (apenas un 10% la apoyan).
· Igual no es para hacerse problema: los argentinos estamos entre los más contentos con nuestra vida (80% declara estar “muy” o “bastante satisfecho”). Aunque en el continente somos quienes menos creemos que hay una justa distribución de la riqueza. Es que ya sabemos: la plata no hace a la felicidad.
· Lo más tranquilizador es que pueden descansar los que ven conspiraciones golpistas en todos los floreros: los argentinos estamos entre los pueblos que más apoyan a la democracia (ocupamos el 5° puesto entre 18 países). Y eso a pesar de que unánimemente opinamos que las decisiones del gobierno buscan privilegiar a algunos pocos, encabezando el ranking latinoamericano con un contundente 75% de acuerdo con esta afirmación. Más aún, el 79% acepta que “Algunas personas y/o grupos tienen tanta influencia que los intereses de la mayoría son ignorados”. Primeros cómodos también en esta opción. Solo el 16% creía en 2010 que “se gobierna para el bien de todo el pueblo”. La verdad no tiene por qué opacar los ideales.
· Contrariando la fe que suscribe gobierno y acólitos en los últimos años, la opinión pública latinoamericana sostiene que el poder no está en los medios (17% de respuestas), sino en el gobierno (58%) y en las grandes empresas (48%). Y los argentinos somos los primeros defensores de la idea de que los medios deben poder publicar sin temor a ser cerrados.
· Como en lo demás, en los medios también la fe es mayor que la confianza real. Por eso no estamos ajenos a la tendencia del continente que muestra que los medios perdieron hasta ocho puntos de relevancia como fuente informativa con relación al año anterior y muestran los porcentajes más bajos desde 1996 (en 2010 TV concentró 78% de las respuestas; radio, 48%; y gráfica, 35%). Internet es la única fuente que creció pero aún no obtiene menciones significativas (16%). Esta retracción tiene como contracara que de entonces a hoy aumentó de 25% a 44% la familia como fuente de información sobre política. Y si se considera el caso argentino, en política la comunicación interpersonal le compite a los medios: familia (53%); amigos (42%). Cuanto más fuerte sea la tensión entre gobierno y medios de comunicación, más se confía en los conocidos: en Venezuela y Ecuador el 64% de la población recurre a la familia para informarse sobre política.
· A las redes sociales no les van mejor. Mientras los ministerios asignan equipos de trabajo a alimentarlas, en la vida cotidiana solo 19% de los ciudadanos de la región usan Facebook, el 13% Youtube, el 9% Windows Live. En Argentina los índices mejoran algo pero no como para decir que en la red habita la opinión pública.
¿Qué conclusiones deberían ser consideradas de mira a las próximas elecciones? Todas éstas y especialmente la que delata que a pesar de tanto fervor, tanta interna, tanta declamación de militancia, los números que nos llegan desde afuera dicen que apenas un 31% de los argentinos declaran algo de interés en la política. Y bueno, tantos políticos y consultores acostumbrados a mirar relojes descompuestos, que la mayoría ni les da la hora.
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