Por otra parte, está por verse y será motivo de discusión –profesional, artística, ética y legal- si cualquiera puede pasar veinte segundos y luego pegar otra imagen de otros veinte segundos. Vos a eso lo llamás laburo. Desde acá prefiero llamarlo: “cortar y pegar”, algo que entre la gente creativa y original de verdad, está muy mal visto.

Me encanta cuando le pedís a TVR que aprenda a diferenciar entre el chiste y la mala intención. Y me gusta más todavía que sugieras que dejen de hacerse los chicos buenos e inofensivos, porque la televisión, como bien planteás, es, también, poder, y mucho. Dicho sea de paso, estaría bueno que también lo hicieras extensivo a Duro de Domar y algún otro programa, lleno de mala leche mezclado con un poquito de humor.

Lo que me parece equivocado es tu diagnóstico: “que Majul se banque que su trabajo público es público y puede ser leído de cualquier manera”. Y me parece equivocado, porque la cuestión no es esa.

Para que se entienda bien: hace años que me banco la mirada del otro. La del crítico, la del público, la de mi familia y la de mis amigos. Pero una cosa es esa y otra, muy distinta es que, durante años, y no durante veinte segundos, Diego Gvirtz, se la haya pasado:

-Utilizando imágenes de producciones de La Cornisa que duraban minutos, no segundos, sin citar la fuente.

-Usando imágenes de producciones de La Cornisa que, mezcladas con otras, constituían manipulaciones burdas y opuestas a los hechos reales.

-Incluyendo las mismas promociones ¡hasta en las promociones de TVR!

Y, como es público y notorio, lucrando con ello.

De manera que esto excede la mala leche y se parece mucho a una campaña, insistente, mentirosa, que acumula días enteros de contenidos originales, y no los veinte segundos inocentes que sirven para ilustrar, criticar o explicar algo o la conducta de alguien.

A los programas de La Cornisa producciones muchas veces le pasó lo que con tanta exactitud te advirtió Héctor Ricardo García: usaron para las promos contenidos que logró con muchas horas de laburo y esfuerzo.

Y una cosa más: Gvirtz y Pettinato se están llenando los bolsillos con este choreo de golpe bajo, disfrazado de humor cool y adolescente. Mientras que hacen mierda de manera injusta a un montón de gente, ni bien termina el tape que acaban de afanar, te venden vino, turrón, nafta, papas fritas y encima te bajan línea sobre como se debe vivir, con un maniqueísmo pedorro, de salita de cinco.

Todo bien.

Se que no soy la única persona con la que se ensañan para montar su chiringuito.

Pero como decía Fabián Gianola cuando TVR era más rebelde y menos especulativa,

yo no les tengo miedo, y les voy a sacar la careta cada vez que pueda.

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