DOS ENORMES OPERACIONES |
Para mantenerse en el poder |
Por Luis Majul - Columna de opinión publicada hoy en el diario El Cronista. Hay serios indicios de qué Néstor Kirchner empezó a comprender con claridad lo que le puede pasar si pierde las elecciones de octubre. Por eso trabaja para concretar dos enormes operaciones. Una es estrictamente política y la otra económica, pero con consecuencias políticas enormes. |
La política es evitar que el peronismo le gane en la provincia de Buenos Aires. Las primeras consultas que hizo entre quienes miden las preferencias de los votantes en ese distrito cada semana lo dejaron muy preocupado: ahora sabe que si Mauricio Macri lograra un acuerdo con Francisco De Narváez y Felipe Solá para competir juntos en el distrito, ningún candidato, incluido él mismo, podría evitar una derrota.
¿Néstor con Felipe?
El que primero se dio cuenta de esto fue su virtual jefe de campaña k, el reivindicado Alberto Fernández, quien ahora trabaja para concretar un café entre Néstor y Felipe. La fantasía de Fernández es que el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires sea otro de los candidatos a próximo presidente con el apoyo disimulado de la actual administración. Para eso, Néstor debería mostrarse comprensivo y generoso con él.
La verdad es que Kirchner no lo quiere, pero aceptaría un acuerdo que le permita ganar en el distrito más importante y así postergar su inevitable pérdida de poder.
La gran compra
La operación económica es el intento de comprar uno de los multimedios más poderosos de la Argentina, para evitar que le pase a él lo que le sucedió a Carlos Menem y a Fernando De la Rúa.
Los que lo conocen bien sostienen que lo viene pensando hace tiempo, y que ahora trabaja en fórmulas para concretarlo, a través de sus amigos empresarios.
Hombres de negocios a los que consulté me aseguraron que el contexto de crisis lo favorecería. Que ahora las empresas argentinas, incluidas las de medios, valen siete veces menos que hace dos años. Y que alguien con plata en la mano y con la misma agresividad que mostró para avanzar sobre Repsol, Aerolíneas, las AFJP y las estructuras burocráticas del INDEC y la AFIP podría encontrar la manera de doblegar a los accionistas que hoy se niegan a vender.
No es una idea delirante. Y está presente en la cabeza de alguien que bien se puede definir como una máquina de acumular poder. O de evitar que se le escurra de entre los dedos.
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