Los maliciosos de siempre podrán argumentar que Clarín no busca nada; sólo se limita a incluir o descartar la información que le llega sola. En todo caso, la construcción de ese privilegio también es un mérito. Y el saber aprovecharlo no es un pecado, sino una virtud.

Lo criticable no fue tan evidente. Y es que en ninguna parte el matutino recordó las gravísimas acusaciones que el ex ministro hizo al gobierno, antes y después de renunciar por exigencia del Presidente.

No se trató de pequeñas diferencias instrumentales o de choques de estilo.

Lavagna es el mismo que denunció un sobreprecio del 25 por ciento en las licitaciones para las obras de Vialidad Nacional convocadas por funcionarios del ministerio de Planificación.

Lavagna es el mismo que denunció la cartelización de la obra pública nada menos que en la sede de la Cámara Argentina de la Construcción.

Lavagna es el mismo que pidió la renuncia de Julio De Vido y de sus subordinados y quien los acusó de ser los responsables de la crisis energética, de transporte y de credibilidad sobre las estadísticas del INDEC.

Lavagna es el mismo que mandó a Cristina al supermercado para vivir más cerca de la realidad.

Lavagna es el mismo que se burló del viaje del Presidente a la selva colombiana para rescatar a los rehenes de la FARC.

Lavagna es el mismo  que criticó duramente al gobierno por su actuación alrededor del escándalo de la valija de Antonini (Y eso fue hace menos de dos semanas).

¿Por qué Clarín no hizo lo mínimo? ¿Por qué no fue a cualquier buscador, escribió las palabras Lavagna+denuncias+corrupción+cartelización+capitalismo de amigos e incluyó los datos en la cobertura? ¿Esa omisión formaba parte de un acuerdo entre Clarín y Kirchner para la publicación de la primicia?

Da igual: a las pocas horas, muchos lectores atentos y con memoria recordaron las cosas como fueron.

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