EL VICEPRESIDENTE Y EL ESCENARIO POLÍTICO
Ni héroe ni traidor

Julio César Cleto CobosPor: Luis Majul. Julio César Cleto Cobos no es un héroe ni un traidor. Lo correcto es afirmar que se trata de un político del montón, con algunos rasgos de humanidad. Un hombre que hizo lo que sintió, convencido, pero sin la ingenuidad de un niño ni el aura de un santo.

Los amigos políticos a los que defraudó afirman que es la foto perfecta del político desleal e individualista. Y enumeran las “grandes traiciones” que protagonizó en los últimos años, a saber:

* habría acordado con el ex gobernador Roberto Iglesias, quien lo ayudó a convertirse en gobernador de Mendoza, que se quedaría un solo turno, para después apoyar el regreso de su mentor. “No cumplió su promesa. Lo enfrentó y le ganó”, contaron fuentes cercanas a Iglesias.

* habría acordado con Gerardo Morales y otros mantener la UCR unida, pero rompió la promesa apenas recibió la oferta de ser el compañero de fórmula de Cristina.

* los kirchneristas que lo llaman traidor, sostienen que Cobos nunca les dijo claramente que era lo que pensaba hacer de verdad, y que envió señales confusas a Néstor, Cristina, Alberto y otros. “El único que estaba seguro de que los iba a cagar era Miguel Pichetto, porque conoce la historia de deslealtades de Cobos”, contó a Hipercritico otro senador hiperkirchnerista, que sin embargo no parecía tan sorprendido.

El vicepresidente tampoco es un héroe.

Cuando dijo no, sabía que una de las hipótesis futuras era un salida del Gobierno. Pero aún así, olfateó correctamente el humor social y calculó que aún su salida del Gobierno, lo haría crecer y mucho en un nuevo y futuro mapa político.

Más allá de todo, nadie puede minimizar su gesto de la histórica madrugada del 17 de julio.

Sus efectos son positivos por donde se lo mire.

Hizo funcionar a la división de poderes.

Puso límites a la prepotencia, le hegemonía y el autoritarismo k.

Dio por terminado un conflicto que mantenía paralizada la economía y estaba llevando el humor social a una instancia demasiado peligrosa.

Y hasta le entregó a Cristina una nueva oportunidad para barajar y dar de nuevo, a pesar del dolor por la derrota y el resentimiento por “la traición”.

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