HOMENAJE A PELITO Y CLAVE DE SOL
Viejas tiras juveniles

Clave de SolAdrián Suar en PelitoPor: Julián Gorodischer. El oportuno rescate de las comedias juveniles de los ’80 que propone la serie Todos contra Juan (estrenada esta semana en América) invita a recordarlas. En la serie de Gastón Pauls se cuenta, en la forma de un documental apócrifo, el presente de una antigua estrella de tevé llamada Juan Perugia, nacido del programa La vida es un juego. Por suerte los préstamos de guión se toman de la serie Extras de Ricky Gervais (similar participación de famosos que hacen de sí mismos, decadentismo, autoescarnio) y no de realities de astros en baja como Celebreality, de Tori Spelling. 

Clave de Sol/ Pelito fueron narraciones más logradas que sus sucesoras (de Rebelde Way a Patito feo); todavía las tramas incluían un cierto grado de complejidad: cada una de ellas era una historia coral con protagonistas múltiples y jerarquías horizontales para organizar la fama. Involucraban a sus adolescentes en operaciones más complejas que las de hoy: esfuerzo de memorización de datos biográficos y numerosos nombres de personajes (en vez de maquetas más lineales), capacidad para seguir una trama que no se reducía a estereotipos o enfrentamiento de castas. Así hicieron mucho más por las identidades juveniles de los que hoy tienen 30 que las que llegaron después.

Con Cris Morena y Patito feo las historias se simplificaron, apelaron a cuentos infantiles clásicos (“el patito feo”), renunciaron al realismo pero, sobre todo, expulsaron a la clase media de los enredos e intercambios amorosos. El Elite way school, que introdujo al colegio privado en la ficción televisiva, y que le dio a San Isidro la tradición ficcional que no tenía (así como el Once tiene a Daniel Burman y Colegiales a Adrián Suar) hizo que la batalla de clases (más típica del melodrama tradicional) hiciera estragos con cualquier amague de pintura social realista que era propiedad del género hace un par de décadas.

Todavía no era el eje único y absoluto del guión el eje inclusión/ exclusión, como ocurrió después, cuando la pobre y la fea acapararon los cuentitos actuales. En los vínculos corales de Pelito el tema obligatorio era la soltería/ la pareja, cargando las tintas sobre dos escenas por sobre las otras: la confidencia entre dos amigas/ la pelea y reconciliación de una pareja.

El flirteo en Clave de Sol se narraba construyendo nuevos cruces; finalizadas un par de temporadas el emparejamiento lograba uniones improbables al comenzar. Había más estabilidad conyugal que en los cruces actuales: la pareja mediática (ejemplo: Julieta y Diego) se convertía en emblema de la serie, y así la tira juvenil preparaba el terreno para la promoción de un molde familiar monogámico y estable, empezando a familiarizar a su público con los temas del matrimonio adulto: celos/ infidelidad/ deudas…. La vieja ficción generacional todavía no se proponía disparar la discusión sobre temas de interés general (la vida en los countries/ la discriminación estética en las aulas) que pudieran ser tomados por las secciones de tendencias de los diarios; el ruido alrededor estaba dado por el culto a sus ídolos juveniles, mucho mejor encarnados que los seres indiferenciados de las tiras actuales, hoy menos un nombre propio que un tipo facial.

De eso habla Todos contra Juan, con destreza para manipular el gusto melancólico, trayéndole nombres de pila que todavía se asocian a imágenes frescas (Diego/ Lucho/ Giselle/ Diana…) y a los primeros trazos, gruesos, apurados, de una educación sentimental.

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