CIEGA A CITAS
El blog le hace un bien a la tele

Ciega a citasPor: Julián Gorodischer.  Ciega a citas es mejor que La Lola aunque haya nacido (casting y menciones del guión) con vocación de parásito de aquella. ¡La supera! Inaugura una chick lit inteligente, efectiva…, no esos golem recauchutados como imitación no disimulada del molde Sex & the city. Esto es costumbrismo realista bien documentado: hay muchas situaciones verosímiles. No lo entendió Antonio Gasalla con Más respeto que soy tu madre pero sí lo entiende Gastón Pauls, que produce Ciega a citas: el blog no le sirve al teatro pero sí a la tele. Lo que le falta de crescendo dramático, de nudo, de clímax le sobra de realismo en la representación.

Al blog Más respeto que soy (de Hernán Casciari) no le hizo bien la puesta de Gasalla: como con las “Entradas” de blog –que acumulan experiencias sin detenerse en cada anécdota en particular– la obra avanza como un folletín inconexo, con referencias múltiples a otros textos; se narra siguiendo una enumeración rápida y caótica: violencia familiar, contrabando de drogas, prostitución de menores, homosexualidad tapada en un mismo clan. Tarda y no llega el florecimiento de las situaciones cómicas. Las puteadas cobran, apenas, valor de escándalo; mucho “pija”, mucho “mierda”, mucho “tetitas”. Se actúa acentuando las vocales.

Pero Ciega a citas (otro blog) calza perfecto en el código inherente a la masa televisiva: presenta un personaje y lo olvida, mucho pintoresquismo de oficinas, de kiosco, de restaurant, mucha vida de todos los días con chisporroteo cómico y no mucho más, actuaciones afinadas (como la de Muriel Santa Ana) y otras excesivas (como quien hace de su madre, Georgina Barbarrosa). El blog le presta a la tele su secuencia de saltos hacia adelante, su velocidad, su estructura de heroína con coro, su fondito de barrio aggiornado para que no parezca una vulgar locación de Polka.

Se escucha una primera persona vívida, ficción inspirada en la vida real; la bitácora que avanza a un post por hora necesita tener anclaje fuerte con el entorno, precisión en la observación. Cuando la no ficción del blog se incorpora a la tira aparecen pinturas geniales, como lo mejor que vi hasta ahora en el programa, la ¿caricatura?, ¿autobiografía?, ¿parodia, retrato híperrealista? de Sebastián Wainraich en el rol de El contador.

¡Me hiciste reír! “Ocho y veinte y todavía no comí”/ No importa porque acá nos atienden bastante rápido/ “Sí, pero no comí”/ Los mariscos, ¿los congelan/ Mozo (un excelente Eloy González): ‘Sí más vale’/ “¿Crudos o cocidos?”/ Con que no me los traigan crudos/ “Te tiene que importar porque si están cocidos te van a venir callosos. ¿Ensalada de rúcula? ¿De invernadero es la rúcula?...”, y así hasta cansar a la pobre de la soltera de Santa Ana que termina mandándose SMS’s con la hermana, las dos tuteladas por el monstruo que encarna quien fuera vedette de Cherutti la última temporada en Mar del Plata.

Así  están las cosas en el mundo de las ficciones de la tele: el blog aporta la voz indignada de Carolina Aguirre, alias Bestiaria, que hizo del enojo (sobre todo dirigido a las empresas de servicios públicos) el motivo principal de uno de sus blogs. Hay otros puntos a favor: el fascismo disfrazado de chiste en la madre, el extraño modo del afecto que se manifiesta entre dos hermanas criadas para odiarse, la actualidad inmediata (las cirugías plásticas en shopping, por ejemplo) que se anticiparon aquí a la tapa de los diarios, afectando directamente al personaje de Silvia Montanari.

El blog tiene poco para darle a las tablas (no perdura, no ahonda, no dramatiza…) pero entrega mucho y bueno a la estuctura coral y episódica de la tira diaria: comparten velocidad, intriga de disipación inmediata, multiplicidad de personajes, apelación a una masa no presencial, secuencia de larga duración basada en episodios breves, un personaje fuerte principal y un hábitat encarnado y concreto. Blog y tele: pan para hoy, tan coyunturales como las anécdotas que narran. Buena asociación.   

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