EN EL ESPECTÁCULO, EN EL DEPORTE, EN LA POLÍTICA Y EN TODOS LADOS
El sapo está servido

SapoPor: Osvaldo Bazán. Después de las últimas prepoteadas gubernamentales de conferencias de prensa, en donde no se pueden hacer preguntas, los colegas de política están viendo qué hacer y si siguen yendo a las conferencias de prensa en donde sólo pueden anotar lo que al Fernández de turno se le ocurra decir. Lamento intuir que van a seguir yendo.

Alguna vez los periodistas deportivos sugirieron lo mismo. Pero no pasó nada, porque los colegas suelen desvivirse por quedar bien con los jugadores ante el miedo de que no les den más notas. Porque los autoritarios y prepotentes, obviamente, no se agotan en la clase política.

¿Y los que nos encargamos de cuestiones artísticas, culturales, mediáticas y/o faranduleras?¿Alguna vez nos vamos a dejar de ser pies de micrófonos más o menos mal pagos?¿Alguna vez vamos a preguntarle algo a alguien?

No estoy hablando, claro, de los dimes y diretes de los bailandos, los cantandos y los ninguneando. Las simpáticas peleas mediáticas son eso, purpurina para hoy, hambre para mañana. Son parte del asunto.

Hablo más allá de eso.

Fíjense, es rarísimo lo que pasa con nuestra especialidad.

Los periodistas de fútbol ven fútbol, los de literatura leen libros, los de economía siguen la economía pero los de espectáculos rara vez vamos a espectáculos. En general, lo que “la gente” reconoce como “periodistas de espectáculos”, que son a quienes ve en la tele, es muy difícil verlos en espectáculos.

Las estrellas dicen que no quieren que hablen de su vida privada, quieren que hablen de sus trabajos. Pero cuando hablás de sus trabajos se ponen del tomate, ¡y no te dan más una nota! ¿Y de qué sirve un periodista que no consigue entrevistar a nadie? Los jefes de prensa sacan a mostrar a las estrellas sólo de manera estratégica. Y ahí vamos y ponemos el micrófono para que pasen el chivo. Y todavía pedimos regalos para el día del periodista.

Una sola vez le pregunté a Moria Casán una cosa fuera de libreto. Me animé a hacerlo porque era periodista invitado y eso me liberaba de cualquier tipo de compromiso. Se armó un tole tole que todavía hoy pago. 

¿Cuánto pierde el periodismo cuando uno comienza a ser parte del asunto?

¿Qué pasaría si le empezamos a preguntar a las estrellas solidarias, que se venden como actrices y actores recontrabuenos de la farándula, por qué maltratan a productores, vestuaristas, técnicos?

¿Qué pasaría si le empezamos a preguntar a tanto nuevo director genio, si el último documental que hizo no fue sólo otro curro para conseguir subsidios?

¿Cómo contestarían los grandes productores -si, esos en los que estás pensando y los nombres que los dé Llonto- si los enfrentásemos a la realidad de sus empleados negreados?

Si sacás los pies del plato, no comés.

Si no los sacás, el sapo está servido.

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