PREMIO A MODERN FAMILY Y A MAD MEN |
Emmy tiene razón |
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La otra gran ganadora de los Emmy, Mad Men, retrató con precisión y admirable reconstrucción de época los cambios sociales de mediados de Siglo XX a través de la vida cotidiana en una agencia de publicidad neoyorquina. Obtuvo el premio a la mejor serie dramática por tercer año consecutivo: al principio se perfilaba como ficción de nicho, pero terminó siendo un retrato de alianzas, conspiraciones, abusos y traiciones que definen al poder de cualquier índole, incluso política, con más precisión que series con presidentes como 24 o The west wing. Fue la primera ficción implacable con las corporaciones (por ejemplo, tabacaleras y de aeronavegación) que a su vez ponían dinero para ser mencionadas en un doble juego de promoción y denuncia. Cuestiona las imágenes de mujeres perfectas que anuncian las marcas que al mismo tiempo se publicitan en su espacio. Las damas son todas rubias y delgadas, prefigurando las exigencias sobre el cuerpo de la mujer en las décadas que vendrían. La promoción crítica es sólo uno de los rasgos novedosos de una serie que resignificó y puso de moda hoy hábitos y preferencias de la segunda mitad del siglo XX en los Estados Unidos.
El resto fue la decepción por Glee, el musical ambientado en una escuela secundaria que sólo recibió dos premios artísticos (y dos técnicos): uno para Ryan Murphy, quien ganó como mejor director de comedia, y otro para Jane Lynch, que se llevó el de actriz secundaria de comedia por su papel como la profesora Sue Sylvester. Párale balance general, la miniserie The Pacific, coproducida por Steven Spielberg y Tom Hanks, fue el programa que más premios obtuvo, con un total de ocho estatuillas, siete de ellas correspondientes a los rubros técnicos.
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