MÁS ALLÁ DE LA CNN
Diario de un televidente de Al Jazeera

estudio de la señalAljazeeraPor: Julián Gorodischer. Por fin el cable local hizo una inversión para diversificar los contenidos y programó Al Jazeera en su paquete básico de canales. Tal vez porque conviene mantener alejada a una cadena que sigue los parámetros de calidad de la BBC inglesa y así evitarle la competencia a las desprestigiadas Fox News y CNN, en Estados Unidos Al Jazeera es sistemáticamente excluida de la oferta televisiva. Buena oportunidad, entonces, para darse una vuelta por su grilla ahora que se la puede ver en la Argentina.

La escena promedio, en Al Jazeera, es de un conductor solista con un fondito de uno de los íconos de un progreso urbano que tiene pocas posibilidades para encarnar: monumentales torres petroleras, edificios de oficinas de Dubai, hoteles 6 estrellas (preferentemente con un hombrecito limpiavidrios colgado de un piso alto) y autopistas sinuosas que se entrecruzan en un ovillo imposible para cualquier planeamiento humano. La única variación del fondito se produce antes de enviar al reporte, cuando la escena que se va a narrar invade la totalidad de la pantalla detrás del presentador.

La conducción desde el piso está a cargo de occidentales muy blancos, muchos de ellos de ojos claros, traje, corbata o tailleur. El estudio tiene una reminiscencia a un búnker hermético, y si hubiera que buscarle un paralelo local está más cerca de la caja de resonancia de C5N que del mirador de TN a la autopista 25 de Mayo. Cierta rusticidad en los gráficos, mapas en 2 D con mucho trazo de marcador y colores pasteles para dividir países, parece fruto de un déficit técnico, pero luego se confirma que es la intención de priorizar la visibilidad de fronteras y contornos dado que un tema recurrente de las noticias es el reclamo territorial.

Al Jazeera se interesa reiteradamente por “el caso”; se da lugar a historias de vida narradas en primera persona incluso para referirse a un tema como la Cumbre de Alimentos de Roma: aquí toca el turno a la mini biografía de David, padre de familia de Texas al que la canasta familiar le sale cada vez más cara. Como la estructura del canal es recursiva, los mismos temas vuelven al comenzar un nuevo bloque, y una vez por hora se retoma la crónica desde la Cumbre romana, con abundante espacio para “la frustración del argentinian farmer”.

Cuando Argentina es protagonista de Al Jazeera, se la retrata como un inmenso campo de soja desde donde la corresponsal Lucía Newman relata la crisis local en un inglés neutro, mientras avanza hacia la cámara presentando la opinión de un funcionario y un analista del rol de Argentina “en la solución de la crisis de alimentos”. No hay voz para el argentinian farmer. El chacarero De Angeli aparece en varias oportunidades en función mute, como muestra de la gestualidad de un nativo pero sin el audio de la prédica.

Autoconsciente de sus puntos fuertes, la cadena promociona el ciclo Talk to Al Jazeera al empezar cada bloque; ésa es la tribuna global de líderes políticos de Oriente Medio, encabezados por Mahmud A, presidente de Irán, cuyas giras, declaraciones y actos públicos consiguen un seguimiento constante, por estos días disputado por Barack Obama Hussein (como se lo subtituló en una oportunidad) al que se observa con especial atención en la campaña de la interna demócrata. “Candidato a primer presidente negro de Estados Unidos”, dice el presentador antes de pasar al informe con cierto parentesco con el locutor de los actos kirchneristas.

Lo más interesante que pude ver en Al Jazeera es la presencia constante de voceros de organizaciones civiles, como una miembro de la Cruz Roja Internacional comentando lo ocurrido en Pakistán o una de Médicos sin Fronteras relatando su punto de vista en la Cumbre de Roma. Es entonces cuando un actor social borrado por las cadenas norteamericanas toma la palabra en un contexto nuevo, y encuadra la noticia en el mapa global real, restituyéndole la dimensión de drama crónico en medio del vértigo de la agenda intercambiable del día.    

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