Crónicas + Desinformadas

Que saldremos del cepo antes de lo esperado. Que si el país empalma tres meses consecutivos de inflación por el suelo como una racha en la ruleta, entonces sí, saldremos del cepo. Que después de las elecciones legislativas de octubre para contener imprevistos y cerrar el año con una buena noticia, entonces se acabará el cepo. Que sucederá antes de las elecciones para ganar electorado.

 

Que si correr o caminar. Que si es mejor correr en la playa, sumergiendo los pies en la arena. O es mejor en la montaña capeando la ladera. Que si es mejor el trote en el asfalto en horas no tan extremas del verano. O es mejor caminar regularmente llueve o truene.

El boom de la inteligencia artificial es el equivalente a un nene con chiche nuevo. Las empresas destinan cada vez más fondos a explorar las novedades fantásticas y, hasta hace poco, futurísticas e impensadas que no dejan rubro en paz. Lo quieren todo y lo quieren ya.

Claro entre tanto dato del dólar que sube y baja. La inflación que baja. Y Gallardo que no gana. Es que la noticia ha pasado por debajo de la alfombra. Y con el sabor semiamargo que deja el año que se va, quedaron algunos hallazgos que, si no es por unas notas sueltas en los medios, y cierta mención discreta en noticieros en horarios pocos centrales, pasaría sin pena y sin gloria.

Será que en medio de todos los desafíos que tiene el mundo, ya todos nos hemos olvidado de él. Será que la espera en vilo por las peripecias del dólar, o las performances mundialísticas de la Argentina, o por el destino de tal o cual presidente, nos han hecho pasar por alto que, allá arriba y desde hace tiempo - 1992 para ser exactos- pende sobre nosotros un orificio que, durante décadas nos hizo preocuparnos, temer el acabose inminente y sobre todo, disparar el mercado de las cremitas solares. Y ese es, por si no lo adivinó, el agujero de ozono.

Estos días fue comentario mediático la entrevista que se hizo Susana a sí misma en el rol de la Mary, a 50 años de la peli. Más allá de los detalles minúsculos, la charla fue convincente, realista y bien lograda. Y esto abre la puerta, creativa para algunos, peligrosa para otros, de todo lo que puede dar la inteligencia artificial en la pantalla. Aún en programas que, se supone, son de interés general, es decir, deberían ser 100% verdaderos.

Que la vida en pareja forever and ever fue siempre la mejor alternativa, esta ha sido una verdad inoxidable. Que encontrar la media naranja y hacer jugo exprimido hasta que la muerte los separe, era la forma de pasar los días más plena y dichosa, era algo que, hasta hace poco, nadie discutía. Pero bueno, dijimos: hasta hace poco.

Esta gente que se dedica a la nutrición tienen algo de esquizofrénicos. A veces recomiendan algo con bombos y platillos. Y luego, así como lo entronan en la cúspide alimentaria, lo derriban de un hondazo para decir que es pésimo para la salud, nos envejece prematuramente, nos daña neuronas, nos seca la piel, nos estriñe, nos deja sordos, mudos, un poco ciegos, tonto y al fin de cuentas, ni siquiera era rico.

Que uno interrumpe demasiado. Que no presta atención. Que habla sólo de sí mismo. Que cierra la conversación unilateralmente. Que da consejos sin que se lo pidan. Este puñado de hábitos son considerados tóxicos por los expertos en comunicación. Ellos sostienen que si uno es proclive a practicar alguno –o por qué no todos-, también su vida será proclive a que nadie le dé ni cinco de bolilla.

Ya nadie sabe qué hacer con la violencia en el fútbol. Se suponía que quitando la convocatoria en la hinchada rival, se acabarían las escaramuzas. Pero las cosas han ido de mal en peor. Barras enfrentadas a los tiros. Jefes históricos que aparecen asesinados. El fútbol, fuera de la cancha, se ha transformado en un escenario  apocalíptico.