Es alarmante el informe televisivo que puso en jaque un grupo de delincuentes, en La Matanza, que se hacían pasar por policías para cometer toda clase de tropelías. Según expertos, estos no serían los únicos casos, lo cual abre la puerta para sospechar que en todo distrito puede existir un puñado de casos de policías que no son policías. 

Pero, claro, con el mismo uniforme, las mismas botas, y chapitas identificatorias fraguadas, detectar cuál es el verdadero y cuál el trucho se vuelve una tarea colosal. ¿Cómo entonces descubrir si el guardia de la esquina, el oficial que te abre la puerta en el banco, o el que se acerca a pedirte documentación del auto es o no es? 

Porque somos un espacio de servicio y entendemos su preocupación, quisimos desde esta columna tan maravillosa, darle algunos tips a la hora de descubrirlo. Veamos.

  • Si en lugar de entrar a una pizzería a pedir de arriba, una grande de muzarella, lo vemos ingresar a una dietética a llevar hamburguesas vegetarianas, y galletas de arroz, es trucho.
  • Si encontrarnos al guardia de calle que, en lugar de observar obsesivamente su móvil, presta atención a los movimientos de los peatones y a cualquier inconveniente en el tráfico: es trucho.
  • Si el policía en cuestión no domina el arte milenario de enrollar y desenrollar el silbato en el dedo: es trucho. 
  • Si en lugar de pronunciar masculino o femenino, llama a la gente por su nombre o emplea lenguaje inclusivo: es poli trucho. 
  • Si lo ve preocupado: es trucho.

Confiamos, desde ya, que estas pautas servirán a la población toda a pescar esta clase de gentuza que no hace más que opacar el sentido de esta institución pública con su accionar desleal, cretino y claramente trucho.