Tal es el boom de la nanotecnología, los nano satélites e incluso el desborde de drones y dispositivos aéreos minúsculos que ya nadie sabe, a ciencia cierta, acertar qué es un objeto de vigilancia y qué es una nave transportando alienígenas. Acaba de confirmarlo la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de la Casa Blanca de los últimos 366 avistamientos de objetos voladores no identificados, 171 no lograron determinar de qué se trataban. Tiempo atrás, a cada visita extraterrestre había un puñado de locos que los filmaba y revolucionaba sus vidas. Pero ahora, por más que venga y desembarque una nave nodriza todo el mundo dudará si es o no una nueva clase de dron Made in China.

Y justamente hablando de China, Estados Unidos acaba de derribar un dispositivo aéreo de vigilancia que adjudicó al gobierno chino. Y a partir de allí, se puso sobre la mesa el gran interrogante de que ya ninguno sabe bien qué es lo que hay allí arriba. ¿Inteligencia de otro planeta? ¿Inteligencia de este? ¿Inteligencia evolucionada de una nueva clase de pájaro con forma metálica? ¿Advenimiento de un nuevo superhéroe?

No existe aún tecnología capaz de identificar otra tecnología superior. Así que, más bien lo que se trata es de lanzar pálpitos e intuiciones. Pero tal como demuestran las estadísticas de la Casa Blanca, de los últimos 366 avistajes sin tripulantes –la mayoría fueron globos-, 171 siguen siendo una gran incógnita. Tal vez alienígenas que llegaron en vano.

Dudamos así de que seres de otra galaxia persistan tomándose el trabajo de venir a contactarnos sabiendo que lo más probable es que los tomemos por globos espías. Y pasemos, acto seguido a torpedearlos al instante. 

De ese modo, el planeta tierra seguirá solitario y a la deriva. En manos del animalito más peligroso y salvaje del lugar: el mismísimo ser humano.