Se llama pichiciego menor. Pesa 100 gramos. Es decir, lo mismo que una bolsa de galletitas. O un puñado de medialunas. Seguramente, ni enterado usted del pichiciego menor. Del anuncio que buscó tener peso en la agenda mediática de los últimos días, y ganar un titular en los diarios entre tanto titular tan rimbombante y con más urgencia que este. Pero resulta que el pichiciego menor es un armadillo de este tamaño –es decir ínfimo en relación a los otros armadillos- y vive nada más y nada menos que en nuestro propio país. Y, por si fuera poco, es de lo más tierno. Una dulzura de animalito.

Tiene una mitad rosada lo cual le da una onda medio de helado de frutilla la crema. Pero, claro, no se lo ve tanto en los programas de chimentos ni hace apariciones triunfales en la casa de Gran Hermano, es porque el pichiciego menor es totalmente subterráneo. Odia la vida en la superficie y todos los que habitamos en ella. No le interesa. Y si la señal de wifi es pobre allá abajo, tampoco le importa.

La noticia que ha buscado sin suerte ganar reñido espacio mediático sobre el pichiciego menor, es que un grupo de científicos de La Plata, ha investigado seriamente al bichito y llegado a la conclusión de que el pichiciego menor tiene doble piel: no sólo una coraza como todo armadillo –algo vital también a la hora de evitar choques y protegerse de las salideras bancarias que, tierra abajo, parece también son bien bravas-, también este animalito tan tierno tiene un pelaje bajo la coraza. ¿Pelaje bajo la coraza? ¿Para qué quiere un animalito pelaje cuando ya tiene la coraza? Es lo mismo que vestirse con chaleco antibalas dentro de un tanque de guerra. No way. Así que este es el tema que compete al puñado de científicos que investiga al pichiciego menor pues se ha convertido en el único mamífero del planeta que tiene dos pieles. Y esto les permite trasladarse bajo tierra y por superficies áridas, y además mandarse la parte ante otros armadillos que tiene sólo una. 

Las empresas, según parece, celebraron la investigación y ahora esperan sacar algunas conclusiones más que permitan reproducir la doble piel del pichiciego menor –dijimos, coraza por un lado, y luego pelo flexible, blancos y sedosos- en algún producto que sabemos bien cuál será –por si no lo sabe, los animales son fuente de inspiración para la industria en productos de toda clase-. Ah, nos olvidábamos de aportar aquí un dato importantísimo: el pichiciego menor mide 15 centímetros. Se lo recordamos por si un día haciendo un pozo para plantar un rosal descubre algo tirando a rosado con cara de bueno que se mueve y maldice a usted sólo por pertenecer al mundo de la superficie, chequee si no mide unos 15 centímetros y responde al nombre de pichiciego menor. Tal vez allí, junto a usted, tenga el futuro diseño de las camperas del futuro, o la ropa interior que vestirán sus tataranietos.