Si este mundo llega a su fin, una de las razones es por vivir un lema a rajatabla: use y tire. Más estrecha la distancia entre el use y tire, más se acelera este mundo en el acabose. 

Es por eso que, en estos tiempos el concepto de sustentabilidad lo copa todo. Desde la comida hasta la forma en que producimos. Y sobre todo, consumimos. En ese orden de cosas, la gran novedad ahora es la tecnología de la indumentaria. O, como la llaman ahora, la moda sustentable. Pues la moda es tirana: hoy el verde, mañana el azul, pasado el gris. Y así, seguir la moda es dejar un reguero de fuego y cenizas a su paso, o por decirlo así, un reguero de ropa tirada y comprada al divino botón. 

Hoy en día, como decíamos, cada vez hay más ferias que buscan darle a la ropa una segunda oportunidad. Con lo caro que se ha ido el precio de todo, comprar ropa segunda mano es una oportunidad doble: para el que compra le sea en precio accesible, el que vende recupera algo de lo invertido, y la ropa y el medio ambiente respiran un poco –un poquito digamos-.

Ahora mismo, mientras tanto, la nueva tecnología busca incluso concebir la ropa del futuro. En el MIT, produjeron la primera prenda hecha en 4d con tejido computarizado en forma tridimensional, y activación robótica capaz de cambiar con el tiempo y a voluntad de su dueño. ¿Cómo lo logran? Con fibras que se amoldan a las altas temperaturas. Los primeros resultados son asombrosos: la misma prenda puede asumir, cual camaleón, las formas y colores que uno guste y así aprovechar la vida útil de la ropa, sin necesidad de arrojarla al cesto al primer volantazo de la moda, o por qué no, a los kilos de más o de menos del portador. La ropa, cual perro faldero, siempre estará allí para acompañarlo, en las buenas y en las malas, en las dietas y en los períodos de derrape glotón. La ropa será testigo de su fortuna e infortunio, de sus encuentros y desencuentros, su risa y su llanto, y sus derrames de mayonesa, y si todo va bien –para la ropa, digo- será enterrada junto a su cuerpo, cuando ya ir vestido o no, y abrigado o desabrigado no le importe en lo absoluto.

La ropa del futuro está aquí ahora con nosotros. Faltan unos pocos ajustes y, esperemos, ya estará la ropa inteligente en el mercado. Y es así como uno entiende por qué en esas películas del futuro los tripulantes de las naves siempre llevaban los mismas prendas, las mismas camisas ajustadas y calzas de todos los colores. Ellos entendieron que el use y tire, es cosa del pasado. Del tiempo del hombre primitivo del cual aún hoy, formamos parte.