No ponemos las manos en el fuego por la evolución del ser humano, pero que los celulares vienen más inteligentes, podemos decirlo con certeza: vienen más inteligentes.

Impresionante, por ejemplo, la cascada de novedades que aportan los móviles con el fin de que no sean robados. O, en todo caso, que si lo roban al menos al ladrón no le sirva más que para planchar la camisa. Funciones anti robo donde el nuevo celular Android se bloquea de inmediato apenas su dueño sufre el arrebato. La Inteligencia Artificial, volcada a los móviles, permite que el teléfono detecte apenas es arrebatado, y gracias a esto, le permite tomar por su cuenta ciertas medidas de seguridad. Esto, por supuesto, trae un alivio a medias a la víctima quien, claro, no logrará recuperar su celular, en la mayoría de los casos, sin embargo le queda la satisfacción de que al menos el ladrón no lo podrá usar, ni vender, y sentir que se ha jugado el pellejo por nada. Una sutil venganza para el mundo del hampa. 

Imaginamos que, con el progreso acelerado de la IA y su impacto en el mundo de la telefonía celular, y sobre todo, volcado a la seguridad inteligente, tendremos muy pronto novedades de toda clase. Habrá seguramente un celular que, en el momento que reconoce que es arrebatado, no sólo se bloquea sino que sus teclas irrumpen cual navaja automática, y muerde a quien lo sustrae, eligiendo, a través de sensores ópticos, la parte más carnosa del sustractor. Conoceremos en un futuro no tan lejano, otros modelos menos violentos que, en lugar de elegir el contraataque, al momento de ser sustraídos claman a los gritos “policía, policía” y lo hacen incluso variando, en sincronía con Google Maps, al idioma del país donde es robado. Y se le sumarán opciones más avanzadas donde, si no funciona el griterío llamando a las fuerzas policiales, el móvil intentará iniciar un diálogo con el ladrón, para persuadirlo psicológicamente de que lo que está haciendo es incorrecto y que de continuar así, irá a parar al infierno. La IA detectará la debilidad psíquica del maleante, a través de un entrecruzamiento de datos, y apretará allí donde más le duela, llegando incluso hasta a hacer una video llamada con la propia madre del agresor.

Para aquel que no quiere entrar en tanto despliegue de persuasión psicológica, probablemente IPhone vendrá con modelos donde el móvil, una vez sustraído y ya en manos del maleante, aguardará pacientemente a que el hampón coloque el teléfono en el bolsillo del pantalón para iniciar un proceso fulgurante de descargas eléctricas que provoca que el ladrón se ponga de inmediato de pie y se lance a bailar como Michael Jackson, viviendo un proceso epidérmico a la inversa del de Michael: aquí irá del blanco al negro, por obvias razones de la combustión de la electricidad en la zona media del maleante.

Habrá teléfonos que con el tiempo, incorporarán un proceso de mutación genética y, cada vez que sean robados, se convertirán en una pitón que devorará al delincuente en lo que tarda un adulto promedio en comerse un alfajor. 

Qué duda cabe: hay que estar preparados para los tiempos difíciles que corren. Y, a Dios gracias, nuestros móviles estarán allí siempre fieles, siempre dispuestos para velar por la gente de bien, como nosotros que sólo queremos paz y amor, y comer un alfajor en paz.