Que la vida en pareja forever and ever fue siempre la mejor alternativa, esta ha sido una verdad inoxidable. Que encontrar la media naranja y hacer jugo exprimido hasta que la muerte los separe, era la forma de pasar los días más plena y dichosa, era algo que, hasta hace poco, nadie discutía. Pero bueno, dijimos: hasta hace poco.
Resulta que una psicóloga de Harvard –se ve que a Harvard no le gusta la gente felizmente casada- publicó un libro llamado “Solteros por naturaleza” y ahora parece que todo eso de la media naranja era cuentito de hadas. La psicóloga se llama Bella de Paulo. Investigó durante 30 años a la gente soltera y concluyó que, en apariencia, ellos la pasan bomba.
A diferencia de lo que se solía creer que la soltería traía aparejada la soledad, la angustia y la depre, de Paulo jura que, al contrario, los solteros desarrollan una vida independiente, profunda y con significado.
Incluso, advierte, los solteros desarrollan una red de vínculos más estrechos, lazos sociales con más sendo, mientras que la gente casada, enfocada en su media naranja, a menudo olvida a sus viejos amigos, los pibes del barrio, los del colegio, los de la facultad, y tantos otros atorrantes que nada aportan en su vida y que descarta ni bien se casa como quien se quita el barro de la suela de la bota.
“Estar solo es un tiempo para la re6exión, la creatividad y el desarrollo personal”, afirma de Paulo. “Es un tiempo para la autorre6exión, sin las distracciones de las expectativas sociales”.
Ella dice que las estadísticas concluyen que los solteros no sólo no son gente solitaria como suele creerse, ni vacía, ni insatisfecha, además son gente que tiene tanto tiempo libre que pueden desarrollar rutinas que los colmen por dentro y por fuera.
Estas afirmaciones vienen de la mano de una nueva tendencia llamada “vivir juntos separados”. Un boom de parejas que a nivel mundial deciden que, para tener un futuro compartido, lo mejor es vivir en casas distintas.
En fin. Juntos o separados. En pareja o solteros. Casa dentro o casa fuera. Matrimonio hasta que la muerte los separe. O soltería militante. Cada quien elige su propia aventura. Aunque, para serles franco, voy a repetir una frase que decía un maestro espiritual y que sintetiza mi opinión al respecto, y la inclinación natural de esa supuesta gente que está sola y es feliz, y no siente que nada le falte: “El mal de este mundo”, insistía él, “viene de la gente soltera”.
Feliz, quizás, es cierto. Pero bien caprichosa y jodida.