Durante décadas, los científicos apuntaron a encontrar las claves del cuerpo humano envueltas en el corazón. Luego, tal vez cansados o ansiosos de pasar a un tema nuevo, pusieron en foco al cerebro: ese cofre lleno de magia y misterio. Y ahora, agotados los best-sellers, hastiados ya de tanto neurocientífico que nos cuenta que, al fin, localizó en qué parte del cerebro está el miedo o el gusto por la papa frita, una nueva corriente ha llegado a imponerse: los que postulan que la esencia de todo, la verdad de la milanesa, hay que buscarla más abajo, en nuestros propios intestinos.
A lo largo del tiempo, el intestino fue algo subestimado por la ciencia. Al fin de cuentas, ¿qué hay de novedoso o atractivo en esa cañería humana que sólo lleva desperdicios al inodoro? Al comienzo, fue mencionar los lactobacilos GG –que parecían que se reían de nosotros-, y los alimentos que nos hacían la mar de bien a los intestinos. Pero con el tiempo, esos científicos expertos en cañerías empezaron a conjeturar que los intestinos también tienen neuronas. Y recientemente, hasta descubrieron que el estado de nuestros intestinos –es decir cuánto y lo bien que vamos al retrete- son determinantes a la hora de saber si tendremos a futuro enfermedades cognitivas. En otras palabras, nuestro rendimiento en el toilet es proporcional a lo que nos rendirá el bocho cuando seamos mayores.
Más limpio el desagüe, más alivio y futuro para la máquina central cabeza adentro.
Uno se pregunta, por supuesto, qué vendrá después. ¿Cuál será el órgano de moda en el futuro? ¿Tendrá un furor pasajero, casi de verano, el pulmón? ¿Tendrá su año de gloria el apéndice, ese pedazo de carne que sólo es noticia cuando nos trae problemas? ¿Descubrirán los científicos que todos nuestros males son a causa de un mal funcionamiento de la lengua?
Es difícil decirlo. Lo que sí uno puede afirmar categóricamente es que el intestino, que hoy es furor, también pasará de moda. Los noticieros y las librerías se olvidarán de él, como se han olvidado de tantos otros: y volverá convertirse en un canal que, esperemos, transmita con fidelidad todo aquello que nos queremos desprender en esta vida.
Imagen creada con Luzia IA