Con la canonización del cura Bochero, no se trata de poner el acento en sus milagros milagrosísimos o en su vida ejemplar y santísima. Aquí lo que se trata de ver es que, lo milagroso, verdaderamente es que el santo sea argentino.

Al fin de cuentas, ¿por qué hay tan poco santo caminando por la calle? ¿Tan poco santo en la cola del Pago fácil o comiendo pizza de dorapa en Banchero? ¿Será, en verdad, que los medios los ignoran? ¿El santismo tiene poco cartel?

Vamos a decirlo con franqueza: los santos son medio plomo, tal vez por eso los programas de chimentos eluden llevarlos al piso e indagar sobre su vida. Tal vez, esa sea una de las razones de que no haya tanto santo por ahí: están disimulados.

De ser así, ¿por qué será que, en cambio, hay tanto diablillo copando portadas de revistas, y metiendo la cola en los minutos prime time de la tele?
Sin ir más lejos, si uno lo piensa bien, no hay grandes pelis sobre santos. No hay serie en Netflix basadas en vidas de santitos porque, supone uno, para qué malgastar el dinero. No las verán ni los familiares del santo.

Nos gusta más, nos relamemos, como espectadores de vidas donde el protagonista pisa el palito. Y pisa el palito. Y vuelve a pisar el palito. Personajes que tienen una sombra tan grande que se permiten cometer toda clase de atropellos, canalladas y perversiones tipificadas en el Código Penal que nosotros, por compromisos varios, no nos atrevemos a hacer.

Los patanes, nos divierten. Nos conmueven. Los santos, en cambio, incomodan

Los patanes son invitación a la joda. Los santos son invitación al arrepentimiento lacrimógeno. Los patanes atraen y contagian el consumo de tonterías reverendas. Los santos, en cambio, son invitación al ahorro y al recato. Al ascetismo y al pudor.

Mientras todo sigue así, no habrá santos viajando codo a codo en el 60. Sudando su sudor santísimo en el subte D. No habrá. O no los verá. Y para el caso, es lo mismo: pasarán sin pena ni gloria. Desconocidos por los medios. Ignorados por Hollywood. Esperando que el próximo Papa, los rescate del olvido y los transforme en eternas estampitas.