¿Por qué la gente cuando gana millones como artista, a medio mundo le resulta que esto significa que es un snob? ¿Por qué será que la aprobación popular a gran escala, rara vez va acompañada del elogio de la crítica especializada? Y, para ser más concretos, ¿por qué aún hoy existe gente que cree que Phil Collins, quien junto a Paul Mc Cartney fue el único que vendió 100 millones de discos tanto con una banda como en su carrera solista, que piensa que Phil hacía música para secretarias?

Vamos y si eso aún fuera cierto, hacer buena música para secretarias requiere un gran esfuerzo, un gran talento. Y, lo que es aún más duro, hacer baladas que conmuevan y estén blindadas al paso del tiempo, es un logro todavía más difícil de encontrar.

Pero Phil sí pudo, mal que le pesen a los críticos. Y por mucho que lloren los amantes de Genesis de la primera época, que le adjudican a Phil haber vendido la banda al demonio del éxito y las ventas, tras la partida de Peter Gabriel, en los ’80 no había nadie como Collins.

Por otra parte, ¿quién dice que no se puede ser exitoso y talentoso a la vez? ¿Quién dice que, si algo no tiene espíritu de rock y distorsión, no puede ser verdadero? ¿Y por qué Phil no puede cantarle al amor, y ser el Messi de las baladas románticas, al punto tal que un sinfín de solistas encumbrados hoy lo tienen en su altar?

Históricamente, sólo se le permitía hacer una balada a las bandas de rock pesado. Ahí estaban los Guns, Poison, y Bon Jovi, que, de tanto en tanto, se les daba por, entre tanto griterío, ponerse un poquito románticos y editaban una canción de amor que, vaya a saber por qué motivo, la mayoría de las veces terminaba siendo más exitosa que el resto de sus temas.

Porque hasta el más duro de los metaleros guarda, entre tanta tacha y birra, un corazoncito tierno. Y cada vez que lo sacaban a relucir, siempre sonaba como Phil. Siempre era, para ellos, entrar en el reino donde Phil siempre fue rey indiscutido.

No queremos ponernos en wikipedia aquí y decir lo mucho que vendió Phil. Todo lo que influyó en artistas. Y lo mucho que lo criticaron –hasta dijeron que se había retirado producto de las malas críticas-. Sólo queremos celebrar que esté de vuelta en escena y que pronto venga a la Argentina.

Suena pop, es cierto. Suena empalagoso, lo admitimos. Sus letras no aportan nada al amor, ni a la poesía y no merecen, ni por asomo ni postularte al Nobel de Literatura como Bob Dylan. Pero nada de eso importa, señoras y señoras. Phil es un gran compositor y punto.

Y para hacernos los culturosos, nos gustaría cerrar con una frase del poeta Fernando Pessoa, que lo deja bien parado. Pessoa decía que las cartas, cuando hablaban de amor, siempre eran un poco ridículas. Y luego, cerraba su poema reconociendo: “Pero, al fin y al cabo, sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor sí que son ridículas”.

Y es por todo esto, que queremos tanto a Phil, rey de la música cupido, paladín del amor en esta tierra heavy metal. El tipo que le puso letra y ritmo a las generaciones que aún bailábamos lentos. Un tipo grande, legendario, y genialmente ridículo. Como debe ser.