La última semana fue mi cumpleaños y, como no sucedía hace cuatro años, decidí festejarlo. Los que llamaron y vivían cerca –recuerden que resido en Lobos a 100 km de capital-, los invité a comer asado. Y tras semejante decisión festiva, me vino la desazón: ¿pero de qué van a hablar los invitados sin que esto altere la paz y armonía del cumpleaños? ¿Qué temas pueden tratarse sin que no aparezca, acechante, la grieta y todo se vaya por la canaleta? Los pocos amigos que confirmaron presencia, estaban en las antípodas religiosas, en las antípodas ideológicas e, imagino, si indago un poco, en las antípodas futboleras. Lo cual, dejaba muy poco rubro por tocar sin temor a perder los estribos.

¿Hablar de Macri y el paro de esta semana? Ni loco. ¿Hablar de los aciertos y desaciertos de Sampaoli? Ni mamado. ¿Tratar del tema del aborto que aún depende de la sanción del Senado? Olvidate.

Todo este dilema festivo me recordó un chiste. Un hombre hace dedo y lo sube un camionero corpulento e imponente. El hombre piensa: “Si le saco el tema de River tal vez es de Boca, se enoja y me hace bajar. Si le hablo de Macri, tal vez es de los K y se enoja y me hace bajar. Si le hablo del avance de la ley del aborto, tal vez el tipo es anti aborto y me hace bajar”. Apretado por ese escenario incierto, el tipo dice al camionero al pasar una frase neutral e inocente: “Y bueno, así es la vida”. El camionero enfurece, para el camión y le abre la puerta: “Así es la vida un carajo, ¡ahora te bajás de mi camión!”
Divertido, el chiste. No importa lo que uno diga, si el otro está con los cables pelados, desatará la guerra.

Así que, mis amigos llegaron. El asado se sirvió. Y, en lo personal, no hice nada por eludir temas picantes ni me ocupé de establecer ciertas reglas: “En mi fiesta, no hablemos de política, ni de religión ni de aborto”. Dejé que las cosas sucedieran y tomaran su rumbo natural. Y tras unos minutos de tensión donde los amigos que no se conocían se midieron posiciones, el clima se distendió. Y el cumpleaños transcurrió con asado, torta y hablando de esos temas que los diarios no tratan, y que la grieta no altera. Es decir, de la vida misma.