No forma parte de las campañas, ni en nación ni en provincia. No hay gurú de la neurociencia que encuentre su respuesta en el cerebro. No hay groso de la encuesta que lo ponga en mediciones y tendencias. Ninguno de todos ellos responde a una pregunta vital y urgente: ¿qué hacer con nuestros queridísimos hijitos en vacaciones?
Naturalmente, usted recurrirá a la cartelera en cine, en teatro, al sinfín de ofertas culturales que, se supone, reproducen los diarios en ocasión de las vísperas del receso educativo. Pero la realidad es más apabullante y no se remedia con un simple paso por el cine a ver Toy Story 4. La suelta de niños en tren de vacaciones, es un fenómeno masivo que todo padre teme. Los cines se colman. Las plazas se colman. Los patios de comida. Y los shows de Topa. Pero estos niños de hoy, no tienen nada de los niños de ayer: son pequeños adultos que manejan un big data más amplio que el de la AFIP. Los niños de hoy viajan a velocidad de banda ancha: están siempre una temporada delante de nosotros. Ya fueron y volvieron. Pero perdieron algo que, a los padres, nos pone los pelos de punta: no tienen más paciencia.
Haga esperar a un niño, hágalo aguardar desconectado y hundido en una espera muy sencilla –digamos así, la cola del Burger, o la espera de un huevo frito- y verá los resultados. Los niños de hoy quieren todo rápido y en bandeja. El esfuerzo, el trabajo manual, lo artesanal, la cocción a fuego mínimo, son vistos como palos en la rueda de su avanzada vertiginosa de crecimiento. Lo quieren ahora y ya y punto. Se han transformado de la noche a la mañana, en nuestros propios jefes. Jefes tiranos, que nos atacan allí donde nos duele. Cada vez hay menos padres, y cada vez hay más secretarios. Adultos que sólo se ocupan de llevar la agenda del niño. Choferes. Cocineros. Ni una sola persona que en ese viaje loco por tenerlo todo y rápido, le ponga un freno.
Es por eso que, los padres temen tanto las vacaciones. El jefe, su jefe, al que sólo ve de mañana medio dormido, en su camino a la escuela, y lo reencuentra de noche y cansado, ahora gozará de plenas energías para mandonear durante dos semanas consecutivas. Si tiene suerte y aguinaldo en el bolsillo, quizás pueda afrontar la demanda con cierta dignidad. De lo contrario, la que le espera.