HiperEntrevistas

 

Ella es una de las actrices más reconocidas de su generación en Hollywood. En su extensa carrera interpretó papeles diversos y muy diferentes entre sí. Scarlett Johansson fue protagonista de películas de Woody Allen o superheroína de cómic en la saga Avengers, entre tantas otras. En esa larga lista de películas está también Her de 2013. Fue en esa producción en la que prestó su voz para darle vida a una asistente virtual artificial que desde las charlas en línea enamoraba al protagonista que interpretaba Joaquin Phoenix. Y aunque en aquel momento la trama parecía fantasiosa y futurista, en estos días no parece tan lejana. Fue justamente la seducción que logró desde ese rol de voz lo que de manera indirecta hizo que en las últimas semanas Johansson aparezca en la prensa por un tema legal y no artístico.

Navegar el Riachuelo es un hecho extraordinario. Y lo es porque en la actualidad está prohibido hacerlo sin permiso especial. Solo pueden surcar esas aguas las embarcaciones que disponen los organismos que gestionan el saneamiento ambiental de la zona. Una acción que comenzó a partir de un fallo de la Corte Suprema y que obligó al estado a iniciar esa ambiciosa tarea en el 2008.

Un día antes nos dijeron que la navegación por el lago no estaba asegurada. El incendio en un sector del Parque Nacional Los Alerces ponía en riesgo todas las excursiones y travesías turísticas. La explicación era que la totalidad de las dotaciones de guardaparques estarían en servicio de la emergencia y de los bomberos.  Los focos de fuego generaban nubes de humo muy altas que se veían desde lejos, y el aire oscuro y con cenizas llegaba hasta la ciudad de Esquel. 

¿Son buenas o malas las noticias que adelantan el mundo por venir con la generalización de la inteligencia artificial? En realidad hay de las dos. Hay buenas y  también hay malas.

Es el tema de moda que está en boca de todos; y es también una nueva realidad que llegó para quedarse. La inteligencia artificial tiene un potencial inmenso y avanza de manera vertiginosa en todos los ámbitos posibles. Un desarrollo tecnológico revolucionario que ofrecerá facilidades y herramientas para las innumerables actividades de las personas, y que todos tendremos que aprender a usar y aprovechar. Pero de qué hablamos cuando hablamos de la inteligencia artificial.

En los últimos años (entre 10 y 15), la gente ha multiplicado sus amigos en Facebook, Instagram u otras redes sociales. Pueden sumar 50, 500 o 3000 contactos. Pero claro, ¿cuántas de todas esas personas amontanadas en el listado de "amigos", son verdaderos amigos? ¿A cuántos del largo listado hemos visto o cruzado en la vida real hace poco tiempo, y por un interés real mutuo?

La ciudad de Buenos Aires guarda historias y misterios en sus viejos edificios. Son la memoria de las calles y el reflejo de las generaciones pasadas. Algunos barrios de manera progresiva, golpeados por la picota de las constructoras, han perdido valiosas paredes que eran testimonio de los tiempos anteriores. Sin embargo en otras zonas aún las fachadas y las edificaciones nos permiten viajar hacia atrás. Y así admirar las proyecciones de una época: carteles que se mantienen en las molduras, rejas, escaleras, trabajadas puertas o frentes señoriales permiten descubrir la valiosa arquitectura antigua de nuestra ciudad, que a su vez guarda la historia de las personas que las idearon o las vivieron.

La inteligencia artificial es un invento maravilloso. No hay dudas sobre eso. Ofrece innumerables posibilidades de asistencia para todas las áreas de trabajo y desarrollo del ser humano. En el periodismo, por ejemplo, mejora de manera muy notable la capacidad de producción de cualquier periodista; porque ayuda a buscar información, a clasificarla, a resumirla, a escribirla, a ilustrarla y mucho más.

El verano europeo que recién termina fue uno de los más calurosos en muchas décadas. Algo parecido ocurrió el verano pasado en este rincón del planeta.  Los porteños que cuentan con más años afirmaban que les costaba recordar temporadas con tantos días seguidos de tanto calor. El calentamiento global es innegable. El mundo industrializado debe reducir los gases de efecto invernadero para detener la avanzada del termómetro. Al margen de eso, las ciudades deben prepararse de la mejor manera para enfrentar las temperaturas extremas y las lluvias abundantes o las sequías. ¿Cómo está la Ciudad de Buenos Aires en esa carrera?

Los hielos antárticos se achican año a año y es una de las tantas consecuencias del agravamiento del calentamiento global. Y aunque estemos lejos (o no tanto) de aquellas frías latitudes, los efectos de ese masivo derretimiento se sentirán en todo el planeta, y por supuesto en muchas zonas costeras de la Argentina, por el crecimiento de la altura de los océanos.